Suerte de borracho

RELATOS DE VIDA

¡Que siga la fiesta! ¡Hey!  ¡Hey!  ¡Hey!  — entonaba alegremente Marcos mientras intentaba abrir la puerta de su casa, en tanto lograba introducir la llave en la chapa, brincoteaba cada vez a mayor velocidad. Aunque no por seguir ritmo sino porque los litros de cerveza querían salir de su organismo

Después de un rato brincando y al no lograr meter la llave, simplemente giró a su derecha, bajo el cierre y dejó fluir libremente el líquido ingerido sobre una maceta que se encontraba justamente en el lugar, subió el cierre, giró nuevamente y regresó a la misión de abrir la puerta, misma que logró inmediatamente.

¡Yo quiero tomar y con la banda celebrar, yo quiero cerveza, hasta que explote la cabeza! – Cantaba mientras colgaba las llaves, dejaba su mochila sobre la mesa y colocaba su chamarra en una silla.

Después comenzó a subir la escaleras para llegar a su habitación y asentarse sobre la cama,  para acabar con la buena fiesta que se cargaba, mientras lo hacía recordó un fragmento de una canción.
¡Mesa, mesa, mesa que más aplauda, mesa que más aplauda! – Cuando la melodía fue interrumpida por el sonido del cristal romperse y un golpe fuerte que hizo retumbar el piso de la segunda planta.

El estruendo despertó a sus compañeros de casa quienes corrieron a descubrir el origen del sonido, al prender la luz, observaron a Marcos adentro de la mesa de centro, con el trasero bien acomodado en el suelo pero con los pies y la cabeza recargados en las orillas.
Intentaron sacarlo del cuadro de mesa, sin embargo los cientos de trocitos de vidrio impedían las maniobras, así que corrieron por una escoba y un recogedor, barrieron y levantaron todo, mientras que los que aún permanecían pegados en la mesa los removieron con Cuidado.

Una vez libre la escena, continuaron con las maniobras, hasta liberarlo de su pequeño e incómodo encierro, se levantó, se estiró y dijo ¡Mesa que más aplauda le mando, le mando, le mando a la niña!

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