Subastan la cámara con la que se fotografió al ‘Che’ Guevara

Alberto Korda lo retrató con su Leica, en unos segundos y con solo dos ‘clic’

El año que viene, el 9 de octubre, se cumplen 50 años de la muerte del ‘Che’ Guevara, del que ha quedado para siempre la imagen que el cubano Alberto Korda sacó con su Leica, en unos segundos y con solo dos “clic”, y que acaba de subastarse online por 18 mil euros (20.200 dólares).
El vendedor, según informaron fuentes de la plataforma de subastas Catawiki, ha sido Dante Korda, hijo del fotógrafo, aunque del comprador “solo se puede decir” que es un austríaco.
Lo primero que atrajo al cubano (1928-2001) de la fotografía fue que eso le permitía estar cerca de las mujeres más hermosas de su país, según contaba el propio artista, que cambió su “corriente” apellido, Díaz, por Korda porque pensó que así la gente lo relacionaría con “Kodak” y, por tanto, con fotografía.
Korda fue “mucho más que el fotógrafo de una sola foto”, la del “guerrillero heroico”, pero las condiciones de la revolución le condujeron a una transformación profunda y se dedicó a buscar a sus “modelos” en las grandes concentraciones de la población y en las manifestaciones masivas.
El fotógrafo, que murió de un infarto a los 72 años cuando dormía la siesta, siempre dijo que la foto del ‘Che’ -tomada en La Habana, en un funeral por las cien víctimas del sabotaje del barco La Coubre- fue “un instante de suerte”.
La cámara que le permitió tomar aquella imagen el 5 de marzo de 1960, en la que se ve a Ernesto Guevara con la boina negra y mirando el cortejo fúnebre, se vendió el pasado viernes tras una puja en la que no se esperaba alcanzar más de ocho mil euros (ocho mil 900 dólares), según las mismas fuentes.
El héroe de la Revolución Cubana cuenta con un pintoresco rincón dedicado a sus hazañas, justo en el país que lo vio nacer
Una estatua a tamaño real de Ernesto “Che” Guevara con su boina en la cabeza y un habano en los labios pisa una bandera estadounidense a la entrada de un curioso bazar en Buenos Aires que entre cientos de cachivaches mantiene en un rincón lo que queda del único museo dedicado al guerrillero en la ciudad.
Eladio González, más conocido como “Toto”, es un argentino de 73 años declarado enamorado del pueblo cubano y dueño de un pintoresco local en el barrio porteño de Caballito, donde se venden y compran todo tipo de artefactos usados que llenan las paredes, ocupan el suelo y cuelgan hasta del techo, sin apenas dejar espacio para moverse.
Allí, González rinde su particular homenaje al icono revolucionario (1928-1967) en una vitrina en la que muestra secretos e imágenes de su vida privada, así como una réplica de la motocicleta de Alberto Granado sobre la que ambos amigos recorrieron Latinoamérica, carteles, medallas, chapas y varias curiosidades.
Hay también un diminuto frasco con tierra de La Higuera, la localidad boliviana donde el “Che” fue fusilado, y otro con arena de la Bahía de Cochinos, donde en 1961 tuvo lugar la fallida invasión estadounidense de la isla en la que dos años antes Fidel Castro había tomado el poder.
Todo ello está rodeado de numerosos recuerdos del primer museo suramericano del “Che”, que montó él mismo junto a su inseparable mujer, Irene Perpiñal, en 1996, a pocas calles del bazar.

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