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Su majestad la impunidad… ¡fuera el fuero!

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Impunidad, esa maldita palabra que solo sirve para ocultar delitos, para esconder la displicencia de quienes deben tomar la mejor decisión para el pueblo

DATO
Debemos ver con buenos ojos la propuesta de ELIMINAR EL FUERO PROTECTOR DE LOS ABUSIVOS, ojalá prospere pero en términos que en verdad cumpla con el objetivo que se persigue; no vayan a salir nuestros legisladores locales que está bien “que se haga la voluntad de Dios pero en los bueyes del vecino”, es decir, poner candados a dicho proyecto de ley y resulte que sí están de acuerdo pero con vigencia hasta un periodo posterior y no en el presente; sería una verdad sospechosa.

La Concordia, esa vieja palabra ya proscrita del diccionario político, cuán anhelada es por todos aquellos que hoy somos testigos de la lucha encarnizada de los grillos de todos los Partidos siempre tras el hueso, siempre tras su presa, mintiendo, traicionando, manipulando, comprando conciencias mediante la entrega de despensas; hay gente que avienta la piedra y esconde la mano; hay manos que mueven la cuna y fingen demencia ante las consecuencias de sus actos; hacer ruido, controlar, fingir o chantajear, cualquier cosa se vale antes que perder el hueso y lo que ello representa.

Pero nadie, o casi nadie hace algo para frenar esa ola de impunidad que amenaza con arrastrarnos al precipicio de la anarquía; la ley día con día se viola y a los sesudos de nuestros gobernantes y legisladores sólo se les ocurre la majadera idea de “dar espacios” a esos infractores o delincuentes para tenerlos bajo control, en lugar de aplicar el imperio de la ley; pero no, en lugar de privilegiar la ley, se le da cada día más espacio a la impunidad.

Impunidad, esa maldita palabra que solo sirve para ocultar delitos, para esconder la displicencia de quienes deben tomar la mejor decisión para el pueblo pero que en ese proceso se dejaron agarrar la pierna sabiendo que sus acciones serán protegidas por sus compañeros de tribu bajo el refrán de “hoy por ti, mañana por mí”; bajo el colchón de la impunidad se encuentra escondida la corrupción.

Bajo el manto sagrado de la impunidad se blindan comparecencias de gobernantes para que nadie intente interpelarlos en sus impunes informes de labores; y por ello, para estos esbirros de la demagogia la preocupación es poca o nula, saben que sus amigos en los Congresos locales y quizá hasta en el federal, pararán cualquier intento de formar comisiones investigadoras de la verdad, que de todas maneras nada investigan; olvidando que solapar también es complicidad.

La inmunidad se convierte en impunidad, la libertad se convierte en libertinaje, la ley se convierte en ilusión óptica; país del no pasa nada, país en donde la inseguridad cada día gana más y más terreno; el lugar perfecto para burlar a la justicia porque las autoridades no pescan ni un catarro, y ni con montajes y retenes pueden detener al largo brazo de la impunidad, brazo que se levanta y protesta para seguir siendo inmune e impune.

¿Qué es lo que tiene la investidura de servidor público que provoca que muchos de sus poseedores pierdan el piso?. Yo creo que nada en principio, pues no es la calidad de servidor público lo que ocasiona que la moralidad de algunos badulaques se vea relajada; más bien es su mediocridad y su apocada mentalidad lo que los hace sentir que son todopoderosos, pues muchos de esos sujetos jamás habían tenido la oportunidad de servir y por ello acaban por servirse del pueblo; en otros casos, es su ambición la que provoca una transmutación de los planes originalmente ofrecidos.

Cualquiera que sea la razón, el ciudadano solo ve que la política, o más concretamente los políticos, son solo unos parásitos de la sociedad; aunque en honor a la verdad, en ese grupo selecto de políticos mediocres y ambiciosos ni están todos los que son, ni son todos lo que están; sería incorrecto meter a todos en el mismo costal.

Lo cierto es que en últimos tiempos el concepto de “servidor público” se ha convertido en una sombra de nuestra época; lejos de verlos como un aliado en pos de objetivos de desarrollo social, se le ve al funcionario balín como sinónimo de corrupción, como un sujeto prepotente que en el momento de exigirle el cumplimiento de sus funciones, enseguida sale con el argumento de que es persecución política.

Por esa razón, debemos ver con buenos ojos la propuesta de ELIMINAR EL FUERO PROTECTOR DE LOS ABUSIVOS, ojalá prospere pero en términos que en verdad cumpla con el objetivo que se persigue; no vayan a salir nuestros legisladores locales que está bien “que se haga la voluntad de Dios pero en los bueyes del vecino”, es decir, poner candados a dicho proyecto de ley y resulte que sí están de acuerdo pero con vigencia hasta un periodo posterior y no en el presente; sería una verdad sospechosa.

Las palabras se las lleva el viento pero mi pensamiento escrito está.

MIGUEL ROSALES PÉREZ