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Sonia Amelio danzará para conmemorar la Olimpiada Cultural del 68

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La destacada prima ballerina, concertista de piano y crotalista mexicana llegará al Teatro de la Danza Guillermina Bravo para presentar el espectáculo “Los caprichos de Sonia”, el próximo martes 31 de julio, a las 20:00

Sonia Amelio, conocida actualmente como “Prima ballerina y mejor crotalista del mundo”, fue una de las figuras centrales de la Olimpiada Cultural del 68. Para conmemorar este hecho el Instituto Nacional de Bellas Artes invitó a la directora de orquesta, coreógrafa y actriz para ofrecer un programa especial que se une a una serie de actividades para recordar dicho acontecimiento artístico.
La destacada prima ballerina, concertista de piano y crotalista mexicana llegará al Teatro de la Danza Guillermina Bravo para presentar el espectáculo “Los caprichos de Sonia”, el próximo martes 31 de julio, a las 20:00.
De acuerdo con el INBA esta función forma parte de una serie de actividades artísticas que ha organizado en diversos espacios de la Ciudad de México para conmemorar la Olimpiada Cultural que se realizó durante los Juegos Olímpicos México 68 y así resignificar este acontecimiento artístico.
A través de este programa el espectador podrá apreciar las diferentes técnicas que domina la artista, siguiendo nota a nota la partitura de los grandes compositores, como Bach, Chaikovski, Rimsky-Korsakov, Brahms y Chopin, entre otros. Amelio mostrará una vez más cómo logra convertir en un instrumento musical las manos y los pies, ya sea con zapato de punta, suave o de tacón, o sólo con los crótalos, convirtiéndolos en una amalgama de expresión.
En entrevista, la maestra Amelio explicó que a través de su programa busca demostrar “que el cuerpo humano es un instrumento musical” que permite expresar todos los sentimientos a través de la danza, la música y la expresión corporal completa. 
Las piezas que integran el programa son “Alborada” (Vivaldi), “La princesa de Oriente” (Rimsky-Korsakov), “Homenaje ¡Viva México!” (Popular), “Capricho español” (Rimsky-Korsakov), “Campanella” (Franz Liszt) y “Capricho italiano” (Piotr Ilich Chaikovski).
“Haber participado en la Olimpiada Cultural del 68 fue algo muy importante, porque marcó un despegue internacional. Además tuve el privilegio de que el compositor y violinista Manuel Enríquez también me dedicara una obra para su estreno mundial, misma que fue acompañada por la Orquesta Sinfónica de Guanajuato. Estas dos obras representan un parteaguas en mi carrera, porque me abrieron muchas puertas como solista a nivel internacional”, compartió la crotalista al afirmar que marcaron un antes y un después en su carrera.