Sombras sobre México

Conciencia Ciudadana
 Nunca como hoy la sociedad civil está obligada a tomar conciencia del peligro que representa la presencia de las fuerzas armadas en las labores de seguridad pública

La inminente aprobación de la Ley Federal de Seguridad Pública augura una etapa oscura para nuestro país. Nunca como hoy la sociedad civil está obligada a tomar conciencia del peligro que representa la presencia de las fuerzas armadas en las labores de seguridad pública sin haber quedado resueltas algunas prácticas con las que han actuado en el pasado, haciendo prácticamente imposible que la justicia las someta a la autoridad civil manteniéndose como una institución con facultades meta-constitucionales en materia de derechos humanos y civiles de la población civil.  Pretender en esas circunstancias aprobar una ley que les permita actuar bajo su propio criterio como lo propone la iniciativa del PRI y la presidencia de la República no es solamente una ingenuidad, sino una irresponsabilidad de gravísimas consecuencias futuras.
En la práctica, las fuerzas armadas ya se mueven por la libre en sus funciones de combate al crimen organizado, pero ahora podría ampliar su autonomía amparado por la ley.  ¿Qué debe hacer la sociedad civil ante ese posible escenario?  Por lo pronto lo que ya hacen algunos pocos, muy pocos ciudadanos y luchadores sociales: exigir a senadores y diputados federales que no se rindan incondicionalmente a las órdenes de sus superiores ni del ejecutivo como lo hicieron apenas con el IEPS, provocando el gasolinazo que los puso en su peor momento ante la sociedad civil.
En tanto, las marchas anti-Trump y pro-Peña han servido para tender una cortina de humo al debate sobre la ley de seguridad nacional que los militares exigen perentoriamente a los acobardados diputados del PRIAND quienes, de no ser presionados por la movilización ciudadana volverán a endilgarnos otro decretazo sólo que haría ver el gasolinazo como un juego de niños.
Trump parece hacer el juego a quienes pregonan la mano dura en México. Su amenaza de intervenir en nuestro país para acabar con los “bad men” que envenenan a los gringos significaría o dejar que su ejército se instale en nuestro territorio o que la presencia del ejército mexicano se incremente con la promesa de ahora sí, terminar con el narcotráfico y el desorden al costo que sea necesario. Estamos atrapados, aparentemente, entre Guatemala y Guatepeor; las dos soluciones sólo darían como resultado mayor militarización del país, más guerra sucia, muertos y desaparecidos de los que se llevan en 10 años de combatir el crimen inútilmente a balazos. Pero ni uno ni otro es el camino. Es necesario que la ciudadanía tome cartas en el asunto y frene ambas pretensiones; exigiendo ya el fin de esta pesadilla, la restitución del estado de derecho, el fin de la corrupción y de la ineficacia que alimentan las estrategias de combate al crimen organizado, así como el cambio urgente de la política económica que genera desempleo y marginalidad a la par de fortunas fabulosas. En suma, es necesario y urgente un cambio profundo en nuestro sistema político, tarea para la cual la clase política no parece estar en capacidad de llevar a cabo y las elecciones del 2018 parecen todavía muy lejanas.
Por lo pronto, urge la respuesta social a la ley de seguridad nacional propuesta, pero no se ve aún presencia suficiente de la conciencia ciudadana en el debate sobre el tema. 
Un saludo a todos ustedes y recuerden que, hoy más que nunca -antes de que sea imposible seguir exigiéndolo-, reiteramos que “vivos se los llevaron y vivos los queremos ya a todos” los que alzaron los poderes oscuros de México.

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