RELATOS DE VIDA

Habían pasado cerca de dos años desde que su abuelo, su mejor amigo, confidente y segundo padre se había adelantado a ese mundo terrenal en el que se encontraría con su gran amor. 

Su partida fue un suceso difícil de superar, y lo consideraba como un intermediario al que le pedía acompañamiento y apoyo en los problemas terrenales, lo extrañaba a diario, y en muchas reuniones fue tema de conversación para enaltecer sus virtudes y lo mucho que lo extrañaba.

Hasta que en un sueño, su querido abuelo le contó que se encontraba en un lugar tranquilo, feliz y lo mejor es que se encontraba con su viejita, el amor de su vida.

Después de asegurarle que se encontraba bien en aquel lugar de quietud, le comentó que ya era hora de que continuara con su vida y lo soltara, le garantizó que seguiría cuidándola, pero le reiteró que debía vivir.

Al despertar, y teniendo como único recuerdo del sueño un fuerte abrazo de su abuelo, sintió algo nuevo en sus pensamientos y sentimientos, tenía una profunda alegría y una total protección, desconocía la razón, aunque presentía que fue debido a la plática con ese ser lleno de luz, por fin pudo soltarlo con la certeza de que por siempre viviría en su corazón.