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“Solo mía”

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RELATOS DE VIDA

“Solo mía”, en cuanto escuchó nuevamente este par de palabras, los escalofríos invadieron su cuerpo y la remembranza de situaciones de su vida pasada volvieron a instalarse en su memoria, regresando el miedo y un vacío.

A los 18 años, Daniela decidió fugarse de su casa para comenzar una relación, para ella estable, con un hombre 10 años mayor; era feliz pero siempre estaba preocupada en la forma de satisfacer a su pareja en todos los sentidos, sin embargo lo que comenzó como un acto de amor, terminó en exigencia, que al no ser cumplida totalmente se transformaba en insultos y golpes.

Se dedicaba al hogar y a buscar más satisfacciones para el hombre al que había considerado su todo, con la comida, en la limpieza, en el olor de la ropa incluso  de su mismo cuerpo, en nuevas posiciones para cumplir con el deseo carnal; no podía salir de casa por el sencillo argumento “solo mía” que diariamente le repetía.

Un buen día, la fuerza de los rayos del sol la invitaron a cambiar su estilo de vivir, arregló una pequeña maleta, buscó un bate de béisbol, y esperó la llegada del que había sido su pareja por casi un año, la alarma del carro la preparó, se colocó detrás de la puerta y en cuanto puso el primer pie al interior de la casa lo golpeó en la cabeza y salió corriendo.
Acudió directamente a la casa de una amiga de la infancia, pidió albergue durante quince días en tanto encontraba un cuarto para vivir y trabajo; afortunadamente fue empleada en una panadería como cajera, y encontró un espacio sencillo para habitar, comenzando con su cambio.
La tranquilidad era parte de su rutina, hizo algunas amistades, Marisol era una de ellas, con el transcurrir de los días se hicieron grandes amigas, hasta que un día comenzó a sentir atracción, el sentimiento era mutuo y un beso selló lo que sería una nueva oportunidad de amar.
Más de seis meses transcurrieron, y aceptaba satisfactoriamente su preferencia, se sentía plena, tranquila y amada.
Una tarde de domingo acudieron a una expo de tatuajes, recorrían cada pasillo y observaban el trabajo de cada artista tomadas de la mano; Daniela decidió detenerse un momento y checar el catálogo de obras, su elección fue una mariposa multicolor y decide preguntar a Marisol en qué parte podría ponérsela, y ella responde, “en un lugar en donde solo yo pueda verla, porque eres solo mía”.
Daniela recordó el infierno que vivió a lado de la persona que le decía “solo mía”, y su cuerpo comenzó a temblar, quedó muda por unos instantes, cuando Marisol replicó, “era una broma, póntelo donde a ti te guste”, Daniela suspiró pero la duda quedó impregnada en su memoria.