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RETRATOS HABLADOS
A partir del día de hoy todo será campañas. En los periódicos, en la televisión, en la radio, en los cines, en las redes sociales por supuesto, en la vigilia, en el sueño, en las pesadillas, en el trabajo, en el descanso, en las reuniones.
Nunca tanto en juego.
Por supuesto el futuro del país, que, para todos, absolutamente todos los que participan en esta contienda, será el mejor si votan por ellos, o el peor si no lo hacen.
No hay margen para la indecisión, aunque sí para la inteligencia, la certeza de que entregar todo el poder a una sola persona provoca una transfiguración tan acelerada, que acaba por no reconocerse.
Ni todo el amor, ni todo el dinero, reza un refrán, que para este caso se debe aplicar, porque, hagamos cuentas: en seis años, buena parte de los que con frecuencia nos leemos en cada artículo de opinión que se publica en todos los periódicos impresos y/o digitales, serán, seremos, casi ancianos. Otros habrán cruzado el umbral de los que se preguntan todos los días, si habrá suerte para ver el siguiente amanecer.
Así que el voto será por nuestros hijos, nietos, herederos de todo esto que a veces nos espanta, nos lastima.
Eso es importante, porque el voto de la gente mayor carecerá de la pasión propia de la juventud o madurez, y que a toda costa buscaba que el ganador o ganadora, fuera quien coincidía con sus ideales de aquellos tiempos idos. Y este hecho, este simple hecho, garantiza un sufragio bien pensado, bien aquilatado; porque de alguna manera será su legado a los que platicó durante toda su existencia, del amor entrañable que se traduce en hacer todo, ya no por conveniencia propia, sino por ellos, los que se habrán de quedar cuando se haya ido.
Parece trágica la conclusión, pero por vez primera en años y años de asistir a estos eventos, uno tiene la certeza de que se puede ser inteligente, y menos fanático de sueños irrealizables. “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, esa frase de Marcuse que enarbolaron todos los movimientos estudiantiles, suena distante al paso de los años.
Hoy es el momento de mostrar en los hechos concretos, que, después de todo, la vida misma nos ha colocado en un momento único para heredar, sí, la capacidad de tener ideales, pero sin creer que estos solo pueden llegar a buen puerto al anclarse a un ser humano que es eso, un ser humano, simple, ambicioso, capaz de todo por encumbrar su sueño, el suyo, el de él.
La madurez puede ser el espacio para lamentarse por lo no realizado, pero también el espacio pleno de desinterés, de auténtica honestidad con nuestra conciencia que, por vez primera, pronunciará las palabras únicas y vitales: me interesa más tu vida que la mía, tu futuro, tu presente, el recuerdo que tengas de mi, y que sepas que me guío el amor, simplemente el amor por tu vida.
Por eso, estoy cierto que nunca más apostaremos a la entrega ciega, sin sentido, de todo el poder a una sola persona. Hoy como nunca juguemos el juego de la política, que nos permite otorgar un voto diferenciado, un voto que amarre las manos a quien pretende enloquecer a la menor provocación.
Entreguemos nuestro muy particular legado a los que se quedarán, cuando nos hayamos ido.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
Correo: @JavierEPerlata