
Dicen los líderes del PRI en el Estado de México que están listos para la victoria, que el Grupo Atlacomulco y otros, llevarán a la candidata que de inicio ya se ve derrotada Alejandra del Moral a ocupar la gubernatura, un discurso que en Hidalgo ya oímos antes, con la candidatura de Carolina Viggiano, quien no solo no llegó a la gubernatura sino que se quedó muy lejos del puntaje que aseguraba tener.
La mañana del cinco de junio, cuando Carolina Viggiano salió de la casilla en la que votó (ubicada en la colonia el ISSSTE), dio una entrevista a los medios de comunicación que acudieron a cubrir su participación en las urnas, desde ahí su semblante denotaba una eminente derrota y la mayoría no se dio cuenta de que la candidata llegó a la urna derrotada.
A ciencia cierta no sabemos qué ocurrió la noche anterior, o qué llamadas telefónicas atendió esa mañana, pero lo que se podía sentir entre el amasijo de los reporteros es que la candidata ya sabía que no iba a ganar, que toda la campaña fue una simulación, que los asesores de campaña y de producción digital hicieron un trabajo que distanció a la candidata con la gente, que la soberbia y arrogancia con la que la candidata trató a los que pensó estaban trabajando para ella no funcionó de nada.
En fin, la mañana del cinco de junio, Carolina Viggiano supo lo que era la traición, el abandono, la simulación y la derrota, ni siquiera necesitó llegar al medio día, ella sabía con todos los datos en la mano que se había convertido en la gran perdedora del PRI en Hidalgo, en la candidata que no pudo dar continuidad a décadas de gobierno del partido tricolor y esta situación ahora se replica de la misma forma con Alejandra del Moral en el Estado de México con la fórmula: campaña alejada a la realidad, candidata soñada, protagonismo, soberbia y arrogancia de Alejandro Moreno, y un perfil con experiencia en el bando contrario.
Todo parece indicar que la misma fórmula dará mismos resultados, que el tricolor conocerá la derrota en el Estado de México y que Alito seguirá utilizando a los idiotas que se dejen engañar, para seguir al frente de una alianza que además de ser ideológicamente incongruente es un cochinero de perfiles que se aferran a un cadáver tratando de obtener un pedazo de lo que quede.
La soberbia de Alejandro Moreno se notó en la campaña de Carolina Viggiano, se replica en Alejandra del Moral, baja a perfiles rancios que se sentían indispensables, llega al subsuelo de los priistas que comenzaron a pudrir los ideales del PRI, y sube en nuevos perfiles como el presidente de Mineral de la Reforma, quien carente de estrategia y creyendo que sigue siendo el perfil candidateable como senador, diputado o gobernador, se comporta como si nunca hubiera conocido a Omar Fayad, echando a la basura enseñanzas de un político, que nos caiga bien o no, se supo abrir camino entre los rojos. Hoy más que nunca es pertinente tener en mente que la soberbia, la arrogancia y el deseo del poder por el poder enferman a la gente y la reducen a piltrafas ridículas de la política local y nacional.