Sindicatos en batalla contra Macri en año electoral

2016, contra todo pronóstico, las clases en la escuela pública empezaron con normalidad, no hubo huelgas importantes pese a la enorme inflación del 40% -el Gobierno firmó subidas de sueldos de hasta el 38% en algunos sectores- y Macri incluso viajó a España con sindicalistas de toda la vida como el Momo Venegas para mostrarle a los empresarios españoles que pueden confiar en que él tiene detrás a los hombres clave para negociar salarios.

 

Argentina es un país circular. Todo está en constante movimiento pero siempre parece volver sobre sí mismo. La economía, inexplicable con manuales tradicionales, vuelve siempre sobre un eje: año electoral, crecimiento y precios cada vez más altos, año posterior a elecciones, recesión y devaluación.

La política también tiene coordenadas fijas: si el peronismo está en el poder, los sindicatos –casi todos peronistas- tranquilos aunque haya crisis. Si lo pierde, las centrales salen a la calle y contribuyen a derribarlo. Hasta 13 huelgas generales tuvo el radical Raúl Alfonsín (1983-1989).

Con Mauricio Macri, sin embargo, parecían haberse roto todos los códigos argentinos: un no peronista consiguió, pese a la crisis, 15 meses de paz social y calma política. Pero se acabó la tregua.

Esta semana arranca el curso, se acabaron las vacaciones, y Argentina vuelve al círculo: fuerte huelga de maestros de 48 horas, movilización sindical masiva previa a un paro general, el fútbol en pleno caos con la temporada suspendida, cortes constantes y colapso en Buenos Aires, y batalla campal en los juzgados donde debe declarar la familia de Cristina Fernández de Kirchner.

La paz que con tanto esfuerzo –y dinero- buscó Macri se ha roto. El presidente argentino, ni peronista ni radical, había roto hasta ahora todos los moldes. Los sindicatos, tan temidos por otros gobernantes, eran para él un aliado más. Los invitaba a la Casa Rosada –fue una de sus primeras reuniones como presidente-, mantenía una estrecha relación con su líder histórico, el camionero Hugo Moyano, y los mimó durante su primer año.

 

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