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Sin rastro

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PEDAZOS DE VIDA

Conocer a la Glow fue realmente una experiencia surrealista, todos hablaban de ella pero nadie sabía dónde había nacido ni quién en verdad era la creadora de la “putivuelta” que tanto prendía al público, cuando la hacía en el escenario. Aquella noche tuve la oportunidad de verla en uno de los centros nocturnos masomenos reconocidos de la zona Rosa en la Ciudad de México, y con un golpe de suerte pude pactar una entrevista con ella. 

Me dijo que la siguiente semana actuaría en otro centro nocturno cercano a donde había estado aquella noche, me dio una tarjeta que tenía que entregar en el lugar y que ellos sabrían dónde encontrarla. Acudí a la cita a las 10 de la noche, ya que me había asegurado que me daría solo 30 minutos de su tiempo. Estaba sorprendido porque, siendo sincero, la revista para la que trabajaba no era muy conocida aún y me había dado una entrevista que muchos de mis colegas habían buscado sin tener éxito. 

Ella era como un luchador, apenas bajaba del escenario,  desaparecía sin dejar rastro, no tenía representante y sabía cuidarse sola, se iba con su máscara de mujer aunque todos creían que en realidad era un hombre. Era toda una estrella de esos mundos y nunca había aceptado dar entrevistas que no fueran en los lugares donde ella quería y en el horario que ella imponía. 

Fueron 30 minutos pero cuando recuerdo cada detalle, cada expresión de su rostro, no sé cómo pudo pasar tanto en tan poco tiempo. Cada intento por adentrarse a su vida íntima fue evadido de forma magistral, y tenía razón, iba a entrevistar al personaje no a la persona que sabrá Dios quién era. 

Tras el concierto, quise repetir la fórmula con la que conseguí la entrevista, la esperé afuera del lugar  y  salió el sol pero nunca salió ella. Supe que siempre se iba en un taxi, así que traté de investigar qué taxi había llevado aquella noche y con la suerte que a veces uno tiene, logré dar con el chofer quién por el pago del viaje me llevaría al lugar dónde la dejó… 

La risa de mis colegas fue mayor, nada que no se hubiera hecho, también yo había caído en la trampa de querer averiguar su paradero de una forma tan pueril y ridícula, como en las películas de detectives, pero no era fácil uno terminó en la salida por Indios Verdes, otro la fue a buscar a Ciudad Satélite y yo había llegado a Iztapalapa. 

Una semana tardé redactando la entrevista de la Glow, aquella que nunca se dejó ver sin maquillaje, sin peluca, sin disfraz… Y luego supe que jamás volvió al escenario, la última entrevista me la había dado a mi, y la revista que me publicó comenzó a tener fama, la foto que tomé aquella noche estuvo en todas partes tras su desaparición, y hasta ahora la pregunta sobre su paradero continúa vigente, en un país como México, no se sabe si ella decidió no regresar a los escenarios y mantenerse en el anonimato, o realmente fue desaparecida por alguien más.