Home Nuestra Palabra Miguel Rosales Sin maquillar la realidad…

Sin maquillar la realidad…

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PIDO LA PALABRA

El primer paso para resolver un problema es el reconocer que éste existe, sin buscar cifras alegóricas con comparaciones que hoy solo sirven de referencia pero que en los hechos no materializan nada.

Y ya que estamos en la época del perdón, según que, para no desviar nuestra atención de los asuntos torales de nuestra existencia, sería congruente tomar el paquete completo y ponernos a resolver esos problemas en lugar de todo justificarlo con los yerros del pasado.

La estrategia es agarrar al toro por los cuernos, pero debemos hacerlo con un plan y con estudios de factibilidad que nos permitan medir las consecuencias de enfrentar a ese toro, y, sobre todo, de ganarle; de otra manera, siempre estaremos expuestos a que ese toro nos de unas revolcadas y todo por solo entrarle con el clásico valor mexicano, muy bueno, pero con planeación sería mucho mejor.

La incertidumbre es mala consejera para los que gustan de invertir, pues sería absurdo que alguien le quiera poner dinero bueno al malo; y sin embargo, esa misma incertidumbre nos puede dar entrada a áreas de oportunidad, sobre todo si sabemos reconocer que no somos poseedores de la verdad absoluta y aceptamos opiniones de quienes tiene la experiencia; hacerlo no nos convierte en tontos ni débiles, al contrario, refleja sensatez y ganas de ubicar cada cosa en su lugar con las personas precisas para ello; el problema es que no confiamos en nadie y sentimos que todos nos quieren engañar, y para no caer en ese supuesto, tal vez inexistente, terminamos por centralizar las decisiones en nuestra no admitida limitación técnica, confundiéndose nuestros actos con soberbia, cuando, insisto, tal vez solo sea desconfianza.

El problema está en el momento que va pasando el tiempo y las cosas no han salido como uno las esperaba, comienza la desesperación; el cansancio provoca que nos invada la incertidumbre; el diario desgaste poco a poco va minando nuestras fuerzas; el fragor de la lucha va adelgazando el ánimo y las metas cada vez se hacen más pesadas.

Y aún y con todo ese peso a cuestas, sabemos que es nuestro deber seguir adelante; descansar no está en el programa de los que sabemos que el tiempo se agota para una segunda oportunidad; el explorar nuevas opciones con la vida y el tiempo en nuestra contra ya no es tan sencillo, más aún cuando hay quienes copian lo que en su momento nosotros hicimos, y se convierten en cuchillitos de palo, pues no ayudan, pero como friegan; y ni en eso vale quejarse, pues como un amigo decía: “el que no se quiera quemar, que no se meta a la cocina”

No podemos maquillar nuestra realidad, no es un buen mensaje; el reconocer los problemas no los resuelve, pero si nos da un diagnóstico que nos permitirá encontrar la salida, de otra manera, solamente seguiremos siendo la imagen de lo que queremos ser, sin lograr materializarlo.

Esta tesis de vida personal, llevémoslo también a la vida política del País, seguramente se adapta a nuestros tiempos.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.