
PEDAZOS DE VIDA
I
Cuando despertó sus males habían pasado, no era el hombre desafortunado al que le había tocado una paupérrima vida, tenía una familia y posición acomodada. Se había acabado la miseria. Ya no tendría que mendigar en las calles, sentir frío ni dormir en los rincones de la ciudad. Salió de la máquina y regresó a su vida anterior, la misma en la que el dinero puede pagar una experiencia de turismo de miseria que incluye un borrado de memoria para que tu estancia de 30 días sea muy real.
II
Siempre se distinguió por ser el mejor en su puesto de trabajo, era jefe y mandaba sobre un ejército de oficinistas de la transnacional que se dedicaban a la importación de artículos para el hogar. Su día comenzaba a las cinco de la madrugada, y con el horario de oficina, juntas y reuniones así como con el desahogo de pedidos, regresaba a casa poquito antes de la media noche, así era cada uno de sus días.
Afuera, los empleados de la fábrica sabían que no estaba cuerdo, que no mandaba ni a su alma pero todos fingían conocerlo y acatar sus órdenes e incluso a veces no faltaba quién le hiciera la plática, fingiendo estar en el mismo mundo que él.
III
El queso amarillo no es queso, la fórmula lactea no es leche, el pan integral no contiene fibra y el refresco de dieta sigue teniendo azúcares, así que no hay tiempo para juzgar las simulaciones de otros. Por cierto, la infidelidad es la más recurrente…
IV
El día que se le cayó la máscara de “chingón”, lo metieron preso por corrupto, se hizo la víctima y buscó alegar revanchas políticas como las que él mismo ejerció en contra de otros. No, no se trata de la historia de Chayo Robles, aunque se parezca mucho, esto sólo es una simulación.