
RETRATOS HABLADOS
A partir de la semana próxima habrá dos aspirantes a la gubernatura de la entidad, registrados ante el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo; dos que, en términos reales, serán los que disputen la elección del mes de junio; dos, de los que tendrá que salir quien suceda al actual mandatario, Omar Fayad.
Por muchas razones, pero fundamentalmente porque bajo ninguna circunstancia puede permitirse que el eje de campañas sea fomentar la confrontación, polarizar y dividir, tanto Carolina Viggiano, Julio Menchaca, tendrán que estar muy atentos para evitar generar una guerra sucia a partir de supuestos; o bien, que en una de esas jugadas maquiavélicas que nunca faltan en los equipos de proselitismo, pero que a estas alturas nadie cree, culpar al otro, o a la otra, luego de sacar a la luz pública un cartel hechizo, es decir mal elaborado y falso.
Ambos seguros abanderados de las alianzas que los impulsan, Viggiano por PRI-PAN-PRD, y Menchaca por Morena-Verde-PT y Nueva Alianza, son sin embargo personajes que saben de los tiempos agrestes que vive la nación, y que una de sus primeras responsabilidades es no echar más leña al fuego que se prende y se prende todos los días en cualquier demarcación del país.
Será con toda seguridad el tercero de los aspirantes, que nulas o pocas posibilidades tenga en los comicios, quien haga uso de esas herramientas: la acusación sin bases, los señalamientos que serán verdaderos infundios, la ofensa ruin, la difamación pues, porque vivimos en los tiempos que el ataque, sin bases regularmente para sostenerlo, trae como consecuencia inmediata el aplauso del “respetable público”, siempre ávido de que en el ring los luchadores acaben ensangrentados.
Ninguno de los dos aspirantes señalados, Viggiano y Menchaca, pueden caer tampoco, en la tentación de creer en el supuesto de que con ellos arranca la historia de un nuevo Estado, que se parte de cero porque hasta antes de su presencia no se había hecho absolutamente nada, y todo, absolutamente todo fue el ejercicio pleno de la corrupción.
Mal harán si hoy mismo preparan discursos en que se erijan como la salvación del pueblo hidalguense, Mesías de la nueva entidad que está por nacer, y por lo mismo la descalificación para sus antecesores. Ambos deben recordar que formaron parte de la estructura que intentan dirigir, y que los absolutos no existen, salvo en la mente de quien busca revancha y venganza contra todos y todo.
Porque sin duda un principio básico de una nueva política, debería ser la evaluación sin fanatismos, sin condena previamente tomada, de lo que SÍ se ha hecho, y de lo que NO se ha hecho. Porque en el país cuando menos, hoy mismo somos presa del que decidió llegar para desaparecer todo lo que se le pusiera a la mano, sin ningún proceso para aquilatar con sensatez lo que podía funcionar y lo que no.
La historia es superior a cualquier mortal que habita el planeta. No se escribe a partir de su nacimiento, como no sea Jesucristo, y ha caminado a su paso (la historia) con o sin permiso de muchos iluminados falsos.
Ese es el principio básico de un posible buen ejercicio del poder: situarse, conocerse en lo posible, y descubrir con profunda emoción que no son diferentes a sus compañeros seres humanos. Que puede que tengan acceso a un poder transitorio, pero como tal se acaba, se hace humo al concluir su sexenio, o antes si la suerte no los acompaña.
Ese es el principio básico: no son diferentes al resto de sus semejantes, son iguales en todo, es decir en fortalezas y debilidades. No son jueces de nadie, tan solo pasajeros de una misma embarcación que se llama vida.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta