
IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO.
Lamentablemente América Latina es la única región en donde no obstante a los diversos esfuerzos, la reducción en la tasa porcentual del matrimonio infantil y uniones tempranas en los últimos diez años, no es significativa. Un nuevo estudio del Fondo de Población y la Organización Plan Internacional encontró siete causas que impulsan a las niñas y jóvenes al matrimonio con incidencia en las normas de género, la doble moral y el control de la sexualidad.
La primera es para escapar de la violencia y abuso en sus hogares, enfrentándose de rebote a la violencia, abuso, y control con dominio en las decisiones de sus parejas que no les permiten estudiar, ni trabajar, o salir solas. Lo peor aún, es que el abuso físico o sexual es consentido y tolerado por la comunidad.
La segunda, las niñas piensan que estableciendo estas uniones voluntarias huyen de la pobreza con la idea de evitar que su familia tenga una boca más que alimentar, sintiendo que así podrían ayudar, cuyo resultado las enfrenta a la pérdida de autonomía económica en el proceso debido a su falta de escolaridad, y por el rol de cuidado infantil al que están obligadas.
La tercera es por la doble moral sexual debido a las normas de género inequitativas que definen lo que las niñas deben hacer dentro de las uniones centradas en las actividades del hogar y cuidado; mientras que a los niños les permiten más libertades y mayor reconocimiento. Muchos de los padres para evitar que sus hijas sean sexualmente activas, les prohíben las interacciones con niños y hombres, en vez de darles educación sexual.
La cuarta por las normas masculinas dominantes que empujan a los hombres a unirse a las jóvenes o niñas quienes afrontan roles injustos de género careciendo de derechos y libertades básicas como la vestimenta, pedir permiso para salir, mientras ellos se creen que tienen dinero para ayudarlas económicamente.
La quinta porque sus propios padres y madres consienten el matrimonio o uniones tempranas de sus hijas como parte de un asunto familiar privado, en el que hasta ellos mismos son quienes organizan, incluso con autoridades de la comunidad, esto sin dejar de soslayar que existen madres y padres que luchan por evitar que sus hijas sean víctimas de esta acción.
La sexta es la falta de educación por las creencias de que la escuela es más importante para los niños que para las niñas, por tener menor probabilidades las niñas de ejercer su profesión debido a las tareas domésticas y trabajo agrícola. Cuando las niñas se embarazan son expulsadas de las escuelas por considerarse un mal ejemplo para las demás.
La información sobre sexualidad, además de que las madres y padres se oponen a que sus hijas la reciban, es extremadamente limitada para ellas para ejercer sus derechos sexuales y reproductivos con el uso de métodos anticonceptivos, que por consecuencia en el embarazo las niñas no cuentan con servicios médicos ni la posibilidad de un aborto.
La séptima y última por las leyes débiles que contemplan aun la edad mínima para el matrimonio de 18 años, sin embargo, el matrimonio se realiza antes de los 18 sin consecuencias. La unión informal se encuentra fuera del ámbito administrativo del gobierno creando vacíos para evitar las sanciones oficiales y servicios de apoyo.
¡Forma parte de las soluciones y no de las causas!