RELATOS DE VIDA
Si tan solo hubiera salido temprano – susurraba Mónica mientras se agarraba la cabeza y sus dedos se enredaban en sus cabellos, en una percepción de desesperación, recordando lo que hubiera sido si el día, si hubiera comenzado de diferente manera.
Había sonado la alarma cerca de las 6:40 de la mañana, como era habitual la pospuso para dormir 10 minutitos más, una vez transcurridos, se levantó dirigiéndose al baño para asearse la cara y los dientes.
Regresó a su habitación para cambiarse la ropa, la cual preparó desde la noche, concluyendo se colocó las zapatillas, aretes, pulseras, collar y regresó al baño para alaciarse el cabello y concluir con el ritual de arreglo personal.
Intentó prepararse un café, pero al echar un ojo al reloj colocado en la pared de la sala, entendió que los 10 minutitos más a la hora de sonar la alarma, retrasaron su programación del día y tenía solo 20 minutos para llegar a la reunión de trabajo que marcaría el inicio de nuevo rumbo en su vida.
Tomó las llaves del auto, salió corriendo de casa, cerró perfectamente la puerta, se introdujo al automotor e inició su andar, el tráfico estaba muy lento y lo aprovechó para terminar de maquillarse.
Conforme avanzaba el tiempo, los automóviles fluían más rápido, comenzó a acelerar en tanto trataba de alcanzar de su bolsa de cosméticos, que se encontraba sobre el asiento del copiloto, el lápiz labial y continuaba acelerando sin percatarse del tope que se avecinaba.
Intentó destapar el lipstick, pero al hacerlo con una sola mano cayó debajo del asiento, pensando que lo podía alcanzar hizo maniobras y bajó por un instante la mirada, cuando alzó la cara un joven cruzaba la carretera justo en el tope, frenó de repente pero el impacto fue inevitable.
Minutos después, regresó del shock, bajó del auto y trató de auxiliar al muchacho inconsciente, en tanto llamaba a los servicios de emergencia que en cerca de 15 minutos llegaron para trasladar al herido al hospital más cercano y a ella, a barandilla municipal.
Le leyeron sus derechos y al término le informaron que su situación dependía del estado de salud del joven; espantada se sentó en la banquita de madera, reviviendo el accidente y susurró – Si tan solo hubiera salido temprano –, mientras se agarraba la cabeza y sus dedos se enredaban en sus cabellos, en una percepción de desesperación, recordando lo que hubiera sido si el día hubiera comenzado de diferente manera.