Seguir ejemplos posibles

Seguir ejemplos posibles

El Faro

Ha sido noticia durante estas semanas las negociaciones repentinas del gobierno federal con la compañía española Iberdrola. Lo que se comunicó fue la compra por parte del estado por un valor de cinco mil quinientos millones de euros de 13 plantas de generación eléctrica mediante medios tradicionales, no necesariamente cuidadores del medio ambiente, tal y como hoy se considera en buena parte del mundo. 

Es un efecto y conclusión de las muchas ocasiones en que el presidente de la República habló en contra de algunas empresas españolas y que hacía coincidir tiempos relacionados con la colonia. En última instancia, el presidente buscaba compararse con ciertas figuras de la historia mexicana que a él le parecen ejemplares.

No están, a la fecha de hoy, claras varias cosas. No se sabe con precisión de dónde va a salir el dinero acordado como precio de compra-venta. No se sabe tampoco quiénes son los integrantes del comité que van a afinar los detalles de la operación económica. No se sabe cómo la CFE va a gestionar estas plantas y cómo van a favorecer a los usuarios últimos de su servicio. Lo único que está claro es que la voluntad de una sola persona es la que se ha presentado como responsable de vituperar a una empresa privada, de amenazarla y de protagonizar una reunión con ella para anunciar la compra venta sin mayores detalles.

Se supone que, en democracia, para una adecuada transparencia y rendición de cuentas, debe haber diferentes cotizaciones para el ejercicio de los recursos públicos; deben presentarse las condiciones detalladas del proyecto de compra y sus motivaciones; deben tenerse claras las consecuencias que se siguen para los usuarios de la empresa estatal, entre otras muchas consideraciones que pudieran realizarse.

Actualmente, su servidor está justamente en España. Escuchando las noticias de la tierra y platicando con sus habitantes, es muy claro que en todos los sitios tienen sus propias quejas y reflexiones sobre la realidad del país. En todos los sitios cuecen habas, reza el dicho tradicional. Sin embargo, a poco que se abran los ojos, puede verse una infraestructura en todos los sentidos (económicos, legales, políticos…) que permite llegar rápidamente a la conclusión de que las condiciones materiales de vida son objetivamente mayores. 

Recuerdo cómo era la vida en España antes de entrar en la Unión Europea. La infraestructura y la mentalidad eran totalmente diferentes a las que se pueden observar actualmente. Muy lejos de las que poseían en el norte de Europa en aquel entonces. Las cosas y los pensamientos han cambiado, han evolucionado, sin duda. Quizá en esto, además de en otras cosas, sea más provechoso para nosotros aprender de la capacidad de cambio en la organización y en la mentalidad, en lugar de retrotraernos a tiempos de la colonia o de otros momentos históricos.

Si somos inteligentes, nos puede ser más útil conocer casos de buenas prácticas para intentar seguir ejemplos valiosos, en lugar de tomar decisiones personales fundadas en motivos individuales. Quizá sea más valioso y práctico, establecer instituciones que generen, administren y procuren estructuras generales que nos permitan vivir mejor a los ciudadanos y no estar dependiendo de las decisiones personales que corresponden a intereses sexenales. Mejor sería mirar hacia el futuro con generosidad y amplitud que no utilizar fantasmas creados desde antaño y desenterrados hoy que no sirven demasiado para nuestros días. Si este enfoque es útil, ¿habrá sido adecuada la forma y la manera de comprar las 13 plantas de Iberdrola?

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