Se alquila conciencia

HOMO POLITICUS

La imagen del cuerpecito de Aylan Kurdi me deja una gran tristeza y amargura, pienso que la humanidad no puede contemplar la muerte y, sobre todo, causada por la búsqueda de una esperanza de vida

 

Es difícil pensar al género humano sin olvidar que así como suele tener actos que lo dignifican- los menos por cierto-, comete actos que gritan al alma, que desencadenan amargura y dolor.

 

La migración siria que experimenta una guerra ante los problemas políticos y económicos que se vienen en su país, como tantas otras en el mundo deja un vacío en la conciencia, nos alerta que la crueldad humana investida de poder político causa desde guerras hasta desolación y muerte, todo ello en el marco de un mundo asimétrico y desigual, carente de toda dignidad y humanidad.

 

En su afán por salvar sus vidas, varias embarcaciones de sirios han naufragado en su intento por llegar al puerto de Kos en Grecia, mientras que la comunidad internacional apenas y se pronuncia ante esta tragedia que sólo causa tristeza y desolación.

 

En la playa turca de Bodrum fue hallado el cadáver de un niño sirio de apenas tres años de nombre Aylan Kurdi, quien viajaba junto a su hermano en una embarcación que naufragó y donde el hermano de 5 años también perdió la vida.

 

La imagen del cuerpecito de Aylan Kurdi me deja una gran tristeza y amargura, pienso que la humanidad no puede contemplar la muerte y, sobre todo, causada por la búsqueda de una esperanza de vida, duele la carne y se corroen mis pensamientos, me estremezco ante el mutis y endurecimiento de las políticas de inmigración europeas, que se presentan como lapidas de cada uno de los migrantes que fallecen en su intento de labrarse el porvenir ante la indolencia de  gobernantes.

 

Pero, ¿a quién puede importarle mis palabras? Y lo más cabrón, ¿cómo nos pronunciamos, si es que lo hacemos, como sociedad frente a este mundo desigual y pletórico de injusticias?

 

Todo apunta a sociedades sórdidas, superfluas y mudas, cuya conciencia vale tanto como la cosificación de la humanidad, donde perece la posibilidad de construir un mundo para todos, donde el racismo, la xenofobia e incluso la maldad son el caldo de cultivo para que unos cuantos miserables tomen el poder y creen desde su sitial la podredumbre que hoy vivimos.

 

Aylan Kurdi y deseo conservar su nombre, debe ser un acicate para la conciencia de la humanidad, que deshumanizada, nos recuerda la oscuridad que parece día a día imponerse a la bondad y generosidad que hemos olvidado.

 

 

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