Se agudiza la guerra comercial y se opaca el crecimiento de la economía

Lamentablemente, el crecimiento económico que reclama la oposición en México sigue estando condicionado por el contexto internacional.

El proteccionismo comercial del presidente Donald Trump parece ser una enfermedad que se propaga con facilidad como un incendio; ahora el comercio internacional parece empeorar con nuevas tensiones entre los Estados Unidos y China, a las cuales se han sumado tensión entre Japón y Corea del Sur, país que ha sido eliminado de la lista de socios privilegiados de Tokio, lo cual ha sido calificado por el presidente de Corea del Sur como una actitud irresponsable que provocará una respuesta.
A este nuevo conflicto comercial se agregan nuevas sanciones del presidente Donald Trump a China, las cuales relanzan la guerra comercial. Cuando todos pensaban en el mundo que el presidente estadounidense buscaría un acercamiento con China para poner fin a la guerra comercial que ha desatado, el impredecible presidente ha anunciado nuevos aranceles del 10% sobre las importaciones chinas de más de 300 mil millones de dólares.
Los platos rotos de esta guerra comercial podrían pagarlos los consumidores estadounidenses. La guerra comercial y los aranceles a las importaciones van a encarecer los productos chinos en el mercado de los Estados Unidos, por lo que los consumidores verán aumentar los precios; mientras que los mercados financieros han caído al conocer la noticia.
Pero a toda acción corresponde una reacción, en esta guerra comercial y la respuesta china no se ha hecho esperar. Por lo pronto, los principales índices de las bolsas de valores en el mundo han registrado el impacto negativo de penalizar el comercio con China de los Estados Unidos y han caído este lunes; en tanto que, en represalia, el gobierno chino ha anunciado nuevos aranceles a los productos estadounidenses y ha permitido que su moneda se deprecie, dejándola en 7 yuanes por un dólar, abaratando sus productos en los mercados internacionales a través de una devaluación competitiva, la primer devaluación desde la crisis financiera de 2008.
Los Estados Unidos no están apoyando la recuperación económica de la economía mundial; por el contrario, la están obstruyendo al dificultar el comercio internacional. Por lo pronto, lo cierto es que, si los nuevos aranceles contra China entran en vigencia el 1 de septiembre, van a pagar el precio de una política errada del presidente Donald Trump, quien continúa haciendo su política internacional por medio de Twitter, señalando que las cosas marchan muy bien con China; que les están pagando decenas de miles de millones de dólares, gracias a sus devaluaciones monetarias, al inyectar enormes sumas de dinero para mantener su sistema en funcionamiento; mientras que el consumidor no paga nada y no hay inflación, según el presidente.
Sin embargo, de acuerdo a los analistas, los números no le dan razón. Según las estadísticas de los Estados Unidos, los aranceles impuestos han generado hasta ahora un poco más de 20 mil millones de dólares, menos que el plan de asistencia a los agricultores por 28 mil millones de dólares, destinado a compensar las pérdidas del sector agrícola en esta guerra comercial sin sentido.; pero gracias a ese enfrentamiento, la economía china, que fuera la locomotora del crecimiento económico en estos años de crisis del mundo capitalista, se está desacelerando.
Mientras que, contrariamente a los deseos del presidente Trump, su país no está repatriando empresas ni capitales. Las empresas estadounidenses se están trasladando a otros países asiáticos o están cambiando sus cadenas de suministros, entre ellas Caterpillar y WalMart; mientras que las investigaciones económicas señalan que los aranceles comerciales impuestos al aluminio y acero de China, han significado una carga para los consumidores de más de 3 mil millones de dólares mensuales y para las empresas de 1.4 mil millones; mientras que contrario a lo que desearía el presidente Trump, el déficit comercial no se ha reducido con China; pero la guerra comercial ha propiciado la caída de los mercados financieros, alimentando el pánico.
De este modo ¿Quién se puede atrever a augurar un periodo de expansión de la economía mexicana bajo el contexto de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China? Es difícil de predecir el desenlace final. Lo mejor que podría pasarle al planeta y a la economía mundial, sería que llegara el fin del mandato presidencial del presidente Trump y comenzar a rediseñar un nuevo orden económico internacional; pero por lo pronto, resulta fantasioso pensar que la economía mexicana pueda crecer ignorando el contexto económico internacional adverso a su crecimiento y al aumento de sus exportaciones, motor de su crecimiento durante muchos años.

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