SALVADOR NOVO

SALVADOR NOVO

FAMILIA POLÍTICA 

“Entonces la mujer de Lot miró atrás, a

espaldas de él y se volvió estatua de sal”

(Génesis 19)

El Tercer Fausto (título original: Le troisième Faust, Tragédie breve) es una obra del escritor mexicano Salvador Novo, publicada por primera vez en 1934 y considerada una de las piezas teatrales más importantes del autor. La trama hace referencia al drama clásico alemán “Fausto” (1808) de Johann Wolfgang von Goethe. Cuenta la historia de un hombre que decide vender su alma al diablo para cambiar de sexo y así seducir y conseguir el amor de otro hombre.

Al momento de su aparición, en francés, Novo creía que la temática homosexual de la pieza podría resultar controvertida, pero más bien le granjeó reconocimiento a nivel internacional. La versión en español no fue publicada en México hasta 1956, cuando el Fondo de Cultura Económica la incluyó como parte de la obra recopilatoria “Diálogos”.

Por primera vez, en mi vida, escuché el nombre del poeta Salvador Novo, en una amena clase del Profesor Benito García Torres, a sus alumnos en la Escuela Normal Urbana Federalizada “Benito Juárez” (hoy CREN), dentro de la asignatura “Teatro”. Poco nos duró el gusto a quienes tuvimos el privilegio de ser discípulos de tan ilustre hidalguense, ya que poco tiempo después, murió. La cátedra quedó a cargo del siempre recordado maestro Isaac Genaro Guzmán Valdez (Saque). Junto con un reducido grupo de compañeros, acudía yo a las instalaciones del Cine Auditorio (hoy San Francisco), a ensayar la obra de Novo, proyecto que no llegó a culminar por diferentes motivos en la vida interna de nuestra Alma Máter; sin embargo, quedó la inquietud de conocer el enorme pensamiento de Goethe, la ingeniosa pluma de Don Salvador y la agudeza teatral de Isaac Genaro Guzmán.

Algunos años más tarde, en las aulas de la Escuela Preparatoria número 1, de la Universidad Autónoma de Hidalgo, con el querido Maestro Jesús Ángeles Contreras, en la materia Literatura Hispanoamericana, hablamos largamente de Novo, su exquisito comportamiento en sociedad, algunas anécdotas de él con su contemporáneo Javier Villaurrutia* y pasajes alrededor del contenido de Los Tres Faustos.

*Comentaba, por ejemplo, el Maestro Jesús, que en alguna ocasión se encontraron Novo y Villaurrutia. El primero acompañado de un fortachón y coqueto jovenzuelo, al cual, en un acto de notable presunción, Villaurrutia presentó a Novo diciendo:  -Salvador, te presento a mi sobrino. La respuesta de Novo, llena de inteligencia y oportunidad, fue:  -Ya lo conozco, Javier, hace dos meses era sobrino mío.

Años después, al elaborar el prólogo para “La Estatua de Sal”, escribió Monsiváis: El primer reconocimiento notorio de los transgresores morales, sucedió en 1901, con el escándalo del “Baile de los 41”. Antes de la entrada a la diversidad sexual; antes de los famosos 41, solo hay en México menciones fugaces y brumosas de los llamados “seres repugnantes”, “anomalías de la naturaleza” (ya en Inglaterra se habían vivido los procesos de Oscar Wilde, 1895, los cuales iluminaron con estrépito el tejido de “sitios dudosos” y “jóvenes equívocos”). Durante casi un siglo, en la Ciudad de México se hizo de un número (el 41) la cifra del desdén y el chiste instantáneo. Uno de los asistentes, detenido por la redada, fue liberado de inmediato; Don Ignacio de la Torre se llamaba y era el único yerno de Porfirio Díaz. Algunos de los bailadores huyeron por las azoteas, otros compraron su libertad y el resto tuvieron que “barrer” las calles rumbo a la estación del ferrocarril, una costumbre de la época. En una serie de, por lo menos diez grabados, José Guadalupe Posada fijó la imagen popular del acontecimiento: una fiesta de fenómenos, de caballeros burdamente travestidos, con todo y bigote y patillas, que se entreveran con homosexuales de clase baja, en su alianza feliz hacia el repudio de familias y medio social:

Aquí están los maricones

Muy chulos y coquetones.

Don Salvador Novo fue grande como prosista y como poeta, su vida privada y sus debilidades son asuntos que él quiso hacer muy públicos. Su homosexualismo fue reconocido y hasta públicamente enarbolado como bandera de independencia y orgullo de sus costumbres disidentes. Novo, el escritor, Novo, el poeta, Novo, el cronista, Novo, el periodista, Novo el publicista… fue grande en cuanta empresa acometió. Traté de elegir un soneto representativo de su obra, pero no siempre existe el ejemplo idóneo para lograrlo. En este esquema, me permito transcribir uno, sin otro sistema de selección que el azar: 

Este fácil soneto cotidiano

que mis insomnios nutre y desvanece,

sin objeto ni dádiva se ofrece

al nocturno sopor del sueño vano.

¡Iluminado lápiz que en mi mano

mis odios graba o mis sueños mece!

En tus concisas líneas aparece 

la vida fácil, el camino llano.

Extinguiré la luz. Y amanecida,

el diamante de ayer será al leerte

una hoguera en cenizas consumida.

Y he de concluir; soneto, y contenerte

como destila el jugo de la vida

la perfección serena de la muerte.

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