
József Debreczeni estuvo primero en Auschwitz y luego en el campo de Dörnhau. Su crónica “Crematorio frío” recién ahora se traduce del húngaro, y revela horrores
La obra de József Debreczeni Crematorio frío, publicada en húngaro en Yugoslavia en 1950 y traducida ahora a otros idiomas, sigue teniendo el poder de conmocionarnos e iluminarnos. Debreczeni, poeta y periodista que vivía en la región yugoslava de Voivodina, fue uno de los más de 400.000 judíos húngaros deportados a Auschwitz en la primavera de 1944, después de que Hitler invadiera el país y enviara a Adolf Eichmann a Budapest.
En el momento de su deportación, Debreczeni, a diferencia de muchos otros autores de testimonios de supervivientes, ya era un periodista experimentado, de casi 40 años. Por lo tanto, no sólo pudo describir su experiencia personal con gran detalle, sino también arrojar una luz distante y analítica sobre ella. En este sentido, puede compararse con Levi, que, aunque era más joven que él en más de una década, utilizó su formación científica como químico con un efecto similar.
Debreczeni relata su encarcelamiento en tres campos diferentes de los alrededores de Auschwitz a lo largo de aproximadamente un año, cada uno más horrible que el anterior. Dörnhau, el último campo donde estuvo internado, de noviembre de 1944 a mayo de 1945, da título al libro. Dörnhau era un campo hospitalario al que se enviaba a los prisioneros enfermos y moribundos en los últimos meses de la guerra, después de que los nazis desmantelaran las cámaras de gas y los crematorios de Auschwitz. Conscientes de la proximidad del ejército soviético, los nazis querían ocultar las pruebas de sus crímenes. Aunque he leído y escrito mucho sobre el Holocausto, nunca había oído hablar de Dörnhau antes de leer este libro. Allí murieron muchos hombres de hambre y enfermedades, incluida una epidemia de tifus hacia el final, pero no fueron gaseados ni quemados. Por eso algunos internos llamaban al campo “crematorio frío”.
El estilo de escritura de Debreczeni a menudo coincide con esa frialdad, y es tanto más eficaz por ello. Esto es lo que escribe sobre la llegada de un nuevo preso que compartió brevemente su litera en Dörnhau: