Los aparentes beneficiados son pocos, pues la mayoría de los trabajadores tienen un promedio de salarios por cuota diaria de dos salarios mínimos
Muchos pobres y pocos ricos; la percepción del desempleo es superior a las cifras oficiales; la inseguridad es galopante y las medidas para revertirla van a paso de tortuga; las promesas van y el incumplimiento es el que viene. Y ante este panorama ¿será factible que la gente quiera saber de política en lugar de intentar primero satisfacer sus necesidades? La respuesta es definitivamente negativa, pues como Rius decía: la panza es primero.
Luego entonces, y quiero pensar que, por cuestiones electorales, se hace necesario tomar en cuenta que existe un enorme ejército de votantes que pueden voltear para algún Partido que les haga ojitos con promesas populistas, y en tal virtud, a alguien se le ocurrió que la mejor medida para revertirlo es a través de darles más dinero ahora, precisamente ahora que comienza el ruido electoral.
Quizá buena medida, pero no suficiente, y no me refiero por el monto del incremento de suyo raquítico, pues ocho pesos más al día, cinco ahora y tres después, en nada compensa las necesidades del mexicano asalariado que por muchos años solo ha visto que su poder adquisitivo va en caída libre.
Los aparentes beneficiados son pocos, pues la mayoría de los trabajadores tienen un promedio de salarios por cuota diaria de dos salarios mínimos, y la cuota diaria solo se incrementa en cada revisión de salario, no necesariamente por decreto presidencial.
Pero el solo hecho de haber aumentado los salarios mínimos ya les entregó a muchos abusivos, el pretexto para incrementar el costo de sus bienes y servicios y otros estarán a la caza para subirlos; ¿Cuáles serán las consecuencias?, que ese efímero incremento se habrá diluido en la carrera de precios-salario, con la diferencia de que mientras que el incremento al salario solo servirá temporalmente para un sector reducido, el aumento de precios afectará al total de la población asalariada.
Reitero que no será suficiente, como tampoco lo será castigar los precios durante el primer semestre del siguiente año y liberarlos después de haber superado el proceso electoral; creo que ningún mexicano desea ya otro error de diciembre.
Si queremos ser modernos y estar a la altura de la globalización, considero pertinente que en el TLC también se establezca el rubro de la equiparación salarial entre los países firmantes, de otra manera, seguiremos siendo solamente mano de obra barata con aspiraciones de primer mundo, pero con satisfactores de países emergentes.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.