Rusia deberá pensar en cómo neutralizar las nuevas amenazas que representa el escudo antimisiles de EU en Europa del Este, advirtió ayer el presidente ruso, Vladímir Putin, después de la entrada en operaciones de un sistema de defensa en Rumanía. Esta instalación, en las cercanías de Rusia, es uno de los eslabones del paraguas nuclear de la OTAN y el Kremlin considera que su carácter no es exclusivamente defensivo, sino que va dirigido contra su país.
El escudo “es parte del potencial nuclear estratégico estadounidense” que emplaza en su periferia, señaló Putin, “en este caso la periferia es Europa del Este”. Para el Kremlin, con la ampliación del escudo nuclear al Mediterráneo, Rumanía y Polonia, EU busca “desestabilizar la seguridad internacional” y desatar una nueva carrera armamentística.
“Pero no nos embarcaremos en esa carrera. Lo haremos a nuestro modo. Vamos a trabajar muy cuidadosamente para neutralizar las nuevas amenazas, sin sobrepasar nuestros planes de financiación y de rearme del Ejército y la Armada, que fueron elaborados hace varios años”, manifestó Putin. Esto, naturalmente, exigirá introducir ciertas correcciones en esos programas con el fin de enfrentar eficazmente la situación creada, agregó en una reunión con los altos funcionarios del Ministerio de Defensa y el complejo de la industria militar, celebrada el viernes en el balneario de Sochi.
Moscú considera que las nuevas acciones norteamericanas son una clara violación del tratado de misiles de medio y corto alcance, firmado en 1987 entre Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan, ya que las lanzaderas que se emplazarán en Rumanía y Polonia pueden ser utilizadas asimismo para instalar dicho tipo de cohetes.