HOMO POLITICUS
Desde las favelas se aprecian los juegos, han costado millones mientras millones de brasileños viven en la miseria más inaudita
Desde las favelas se aprecian los juegos, han costado millones mientras millones de brasileños viven en la miseria más inaudita y su congreso infestado de corruptos pretende propinarle un juicio político a su Presidenta.
Mientras los atletas compiten y los turistas realizan sus bacanales, millones de brasileños se cagan de hambre, pero para los turistas suena lindo el “portugués”, la samba es rítmica y alegre, ¿a quién le importa el hambre y la miseria que niega la oportunidad de vida de millones?
Mientras tanto, Brasil sigue siendo un país de la desigualdad social, un país que pese a sus potencialidades y recursos se pierden en la ignorancia y la marginación social que cobra rostro de favela, niño de banda, escuadrones de la muerte, indio solitario, tierra del café y el cacao, donde el fútbol es el pan de los miserables.
Pero, sigamos disfrutando los juegos, ¡qué carajo!, la vida es para disfrutarla y quienes tienen el poder económico “no tienen la culpa” de la miseria humana, mientras los atletas le regalan al mundo del marketing la posibilidad de la riqueza infinita, mientras los atletas hacen el festín de los consorcios televisivos, ¿a quién le importa la pobreza en Brasil?, total, mañana se incrementará el cuadro de medallas, total lo que no se ve no se siente.
Sonarán mil acordes de guitarra, el sambódromo esconderá los cuerpos de la limosna, esconderá la mirada perdida de los niños que tienen que trabajar, esconderá la infamia contra Dilma.
En Brasil los juegos olímpicos acuñan los sueños de aquellos que piensan que el deporte hermana al hombre mientras los hombres mueren de hambre, mientras los juegos del hambre empujan a los niños a la prostitución y la mendicidad, mientras mi pendeja pluma esgrime palabras que nadie leerá.
¿Cuándo los niños del hambre sonreirán sin pensar que al otro día hay que ir a trabajar?
