Río revuelto en América Latina

ÁGORA

    •    En Chile, literalmente cientos de personas han perdido los ojos por causa de las balas de goma que se utilizan para reprimir las manifestaciones


El río anda revuelto en América Latina. Ecuador, Chile, Bolivia. Las izquierdas que se carcomen desde dentro, entre arengas panfletarias que les alejan de la praxis y reclamos de justicia que parecieran apelar, únicamente, a la “buena voluntad” de quienes se benefician de las estructuras de desigualdad, en lugar de poner por delante la acción material como el único instrumento de cambio auténticamente posible. Mientras tanto, la derecha oligárquica y fascista, que aferrándose al poder o apresurándose a obtenerlo, marcha decidida, con la mirada altiva y el semblante cargado de cinismo, afilando los codos para golpear a su paso a todo aquel que se atreva a plantarle cara.

En efecto, se tendría que haber estado con la cabeza escondida debajo de la tierra para no advertir la trascendencia de los eventos que han acontecido en las últimas semanas en la región latinoamericana.

En Chile, literalmente cientos de personas han perdido los ojos por causa de las balas de goma que se utilizan para reprimir las manifestaciones. Y a pesar de que el gobierno de Sebastián Piñera y la oposición han anunciado que en abril de 2020 se hará un plebiscito para que la ciudadanía vote si quiere una nueva Constitución y qué tipo de órgano debe redactarla, en el contexto del proceso para cambiar la Carta Magna creada durante el régimen militar de Augusto Pinochet, lo cierto es que se corre un riesgo grande de que la derecha oficialista resurja, finalmente, fortalecida y con renovados bríos después de todo lo sucedido, si no es que así ha sido ya.

A su vez, en Bolivia, la conservadora Jeanine Áñez se autoproclamó Presidenta y al ingresar a la sede presidencial en la Paz, blandiendo un antiguo ejemplar de los cuatro evangelios entre gritos de “¡Gloria a Dios!, ¡Gloria a Dios!”, exclamó: “Dios ha permitido que la Biblia vuelva a entrar a Palacio. Que Él nos Bendiga”.

Cabe señalar que antes de 2009, la Constitución Política de Bolivia establecía que el “Estado reconoce y sostiene la religión católica, apostólica y romana” aunque reconocía “el ejercicio público de todo culto”. Sin embargo, con la Constitución de 2009, Bolivia asumió el carácter de Estado laico, independiente de toda religión.

Fernando Camacho, el ahora llamado “Bolsonaro Boliviano”, es un empresario de ultraderecha, que ostenta profundos nexos con líderes de iglesias evangélicas y que se convirtió en artífice del movimiento que logró la renuncia de Evo Morales.

Al referirse a Camacho, el profesor Enrique Dussel resaltó que éste es parte de un “fenómeno que ha pasado inadvertido”, de grupos evangélicos que planean sacar la Pachamama de los lugares públicos y en su lugar imponer su Biblia.

Esta agenda religiosa, explica Dussel, toma la cultura popular y sobre todo la de los pueblos originarios como “un horrible paganismo” que el cristianismo debe reemplazar de tajantemente. “Entonces, esa Biblia ya no es una Biblia católica de derecha, es una Biblia evangélica que vienen de las sectas norteamericanas que cambia la subjetividad de un indígena que tiene su cultura y sus usos, y lo quiere transformar en un hombre moderno”.

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