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RETRATOS HABLADOS

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Dos días, dos decisiones: de la soberbia a la perdición

Viernes y sábado. En el primer día se decidirán en el Congreso del Estado, los 84 Concejos Municipales que gobernarán por espacio de tres meses en tanto son celebradas las elecciones; o más, si la pandemia se complica y hay necesidad de prorrogar los comicios electorales.

En el segundo día, el sábado 5 de septiembre, el juez de control del Penal Federal de El Altiplano, también emitirá su veredicto en el sentido si vinculará o no a proceso por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero, al aún Presidente del Patronato Universitario, de la UAEH, Gerardo Sosa, junto con otras tres personas, y que los mantienen en prisión preventiva de oficio desde que fueron capturados en la Ciudad de México.

Ambos asuntos van de la mano, porque la influencia del hombre poderoso del Grupo Universidad, que por supuesto aún ejerce el control absoluto en esa Casa de Estudios, tal como lo ha hecho los últimos 38 años, ha resultado clara y definitiva en todo asunto político que se ha registrado en Hidalgo desde hace mucho tiempo. Hasta antes de ser detenido por la Fiscalía General de la República, mantenía todo su interés en colocar la mayor cantidad de sus adeptos en dichos organismos, con el objetivo fundamental de tener todo preparado para el momento que se realicen los comicios constitucionales, donde participa con candidatos de su propiedad en los principales ayuntamientos del Estado, y logró imponérselos a Morena, pese al descontento de su base militante.

No, en definitiva el que de manera inicial se observaría como un golpe demoledor y definitivo en contra del Patronato, -figura creada expresamente para que desde ella decidiera todo en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, y desde el cual surgieron las Empresas Universitarias, 22 a la fecha, que no están obligadas a rendir cuenta a nadie-, pudiera no serlo al final del día.

Porque la capacidad de recuperación que ha tenido en su larga historia de conflictos con las autoridades el hombre con más poder económico y político dentro y fuera de la institución educativa, ha sido poco menos que sorprendente, de tal modo que nadie puede ni quiere cantar victoria antes de tiempo.

Poseedor de una capacidad real para la organización y el aprovechamiento de recursos a nivel estatal, nacional e incluso internacional, Gerardo Sosa cayó en el pecado más grave que bíblicamente se anota: la soberbia. Pudo dejar a tiempo la UAEH luego de impulsar el proceso de modernización más profundo en la misma con la construcción de infraestructura educativa, nuevos campus de enseñanza y su fortalecimiento económico. De no haber prestado oídos al equipo de asesores que acabó por rodearlo, y que fundamentaron su labor en alabarlo, lisonjearlo, hacerle creer un súper hombre, por lo tanto invencible, tal vez su historia sería muy diferente en estos momentos.

Porque jamás quiso entender, o aquellos que acabaron por llamarlo en todo momento “Mí Señor” no lo dejaron entender, que transformarse en un dictador, cacique o como se quiera llamar a quien se eterniza en el poder, solo puede conducir a un destino reservado para personajes de ese tipo: el despeñadero, la destrucción no solo propia sino de su entorno privado, el más importante y vital que todo ser humano puede tener. Porque es evidente que aquellos que lo llamaban con absoluto descaro “Mí Señor”, no tienen la fórmula para dar marcha atrás al tiempo.

Mañana sábado es de esperarse para muchos que el juez encargado del caso lo vincule a proceso por delincuencia organizada y lavado de dinero, y que el gran equipo de lisonjeros que acabó por privarlo de la vista para ver la realidad, simplemente den la vuelta a la hoja para pasar… a otra historia.

Dos hechos, la designación de Concejos Municipales y el caso judicial de Gerardo Sosa, que están íntimamente ligados, y de los que todavía no está dicha la última palabra.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

jeperalta@plazajuarz.mx

@JavierEPeralta