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RETRATOS HABLADOS

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Política: divierte, que algo queda

  • Parece que jugar el juego de la política es una forma de olvidar la cruda realidad

Un signo evidente de que empezamos a regresar a la normal anormalidad en la que siempre hemos vivido, es que el asunto político empieza a convertirse en preocupación fundamental de casi todos, ante un rechazo casi inmediato a mantener toda la atención en seguir el conteo de muertos y contagiados por el Covid-19. Ante las mismas puertas del más allá, la disputa eterna por el poder ha recuperado terreno, y lo mismo en el escenario nacional que local, el argumento del “porque yo lo dije”, acaba con toda acusación grabada en vídeo, pero también detiene investigaciones que simplemente se quedaron en el limbo por razones explicables pero no explicadas.

De alguna manera la vieja práctica de adelantar el nombre de candidatos y candidatas, incluso ir más allá para vaticinar que en la renovación del Congreso local y federal habrá de verse el rostro de quien disputará el Poder Ejecutivo de Hidalgo, de pronto adquiere una importancia absoluta.

Parece que jugar el juego de la política es una forma de olvidar la cruda realidad que ha terminado no solo con más de 60 mil vidas humanas, sino un número incalculable de negocios y por lo tanto de empleos de familias que no verán la luz al final del túnel en muchos, muchos años.

Resulta una actividad propia de los momentos críticos, de los instantes en que nos roza la muerte. Creer que por ejemplo el fútbol es más importante que cualquier otro asunto, es una forma de autoengaño, porque el deporte de las patadas no soluciona nada, pero distrae, hace ver el mundo más fácil.

La política tampoco soluciona nada, por el contrario complica todo con mucha frecuencia. Pero también hace creer a quien gusta de practicar el Me Late de las apuestas sobre tal o cual posible candidato, que posee el don de la profecía o algo por el estilo.

Y como en todo espectáculo quienes la practican ya saben que entre más se hable de ellos, bueno o malo, seguirá en el candelero, existirá. Por eso aparecen especímenes como el cantante que siempre estará dispuesto a difamar, esparcir rumores maledicentes, retar a quien se le pegue la gana para obtener algo, porque gratis, a nadie gusta desempeñar el patético papel de patiño pendenciero.

En fin.

De alguna manera debemos distraernos de una cruda realidad, que no tiene para cuándo terminar.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta