Del coronavirus a la crisis económica

• Comenzamos a reconocer el letal golpazo cuando los trabajadores preguntan: “¿para cuándo?”… 

Mayo 2020 se antoja el mes más largo de nuestra historia reciente. Porque a la par de sobrevivir a la pandemia del Covid-19, ya se observa en la que debería ser luz al final del túnel que se supone se asomará el primer día de junio, un nuevo y terrible fantasma: el de la crisis económica, no de la que siempre se habla con cifras acerca de la caída del PIB, sino de la que se palpa en cada hogar y rostro de los que desde estos momentos miran con cara de interrogación la forma como podrá sortear los meses que le restan al año.

Igual que el coronavirus, empezamos a reconocer el letal golpazo cuando pasa quincena tras quincena, y con justa razón l@s compañer@s trabajador@s del centro laboral, siempre solidarios en todo el sentido de la palabra, simplemente interrogan en silencio con un “¿para cuándo?”.

Uno siempre quisiera responder de manera inmediata, sin la intención de imitar al esperpento de ex Presiente Fox: “¡hoy, hoy!”, pero no se puede porque no hay certeza, porque la pandemia vino a impactar de frente no solo la salud, sino proyectos colectivos y personales, sueños que se veían como casi ciertos a la vuelta de la esquina, ilusiones que todo ser humano tiene de viajar, de ampliar su casa o adquirir una. 

Igual que el Covid-19, el nuevo virus impide respirar con normalidad, y de pronto falta el aire porque simplemente no se ve por ningún lado la forma de que la preocupación se convierta en esperanza, y de nueva cuenta exista el ambiente de broma y sincera alegría con el que se saludaba al vigilante, a las encargadas de limpieza y cocina, a todos que se sabían en una embarcación firme, imposible de anegarse y estar en peligro de hundirse.

Y sin embargo lo real, lo verdadero, es que el vigía siempre nos avisa que la tierra ya está a la vista, que pase lo que pase nunca la solidaridad y hermandad de tripulación y pasajeros de una embarcación ha permitido que zozobre.

Tendrán que redoblarse esfuerzos, aterrizar proyectos que caminan pero que deben correr. Esos dos elementos: solidaridad y hermandad, son la solución a todo, así como estamos seguros han sido para la pandemia.

Sin embargo no en todos lugares se puede hablar de este sentimiento profundo de empatía, y por el contrario en estos terribles tiempos del coronavirus hemos sido testigos en el plano nacional y estatal, de actitudes mezquinas y miserables por parte de políticos enervados de poder, obsesionados con tomarlo por asalto o quedarse eternamente con éste en sus manos.

Un partido como Morena que era la esperanza de México, parece empeñado en hundir más al Presidente López Obrador, con propuestas no solo tontas sino impertinentes para convertir al Inegi en una nueva policía fiscal, sin una consulta previa a quien se supone es su líder máximo. La historia de los imbéciles con iniciativa.

El Jefe de la Nación vive momentos complicados no solo porque en efecto hay muchos que pretenden terminar de una vez con su mandato, sino porque sus propios correligionarios parecieran empeñados en apurar esa posibilidad con imprudencias como el asunto del Inegi. No, no creo que sea posible aceptar la versión insistente que cuelga a AMLO el 100% de lo negativo en su mandato. Es tonta la afirmación y más tonto el que lo cree. Sin duda ha habido logros, pero también errores. Es momento de un balance inteligente, alejado de la condena por adelantado, pero también de las alabanzas que a nadie sirven.

En Hidalgo Morena ni siquiera ha desempeñado ese papel porque no existe. Todos saben a estas alturas que su peso específico se nutre del poderío económico del Grupo Universidad, presto a imponer candidatos a presidentes municipales en la mayoría de los 84 ayuntamientos. Presto para arrancar la pre-pre-campaña que buscará que su líder máximo sea candidato y después Gobernador de Hidalgo.

No es por supuesto Morena, tampoco el proyecto del Presidente López Obrador.

Si la solidaridad y hermandad guiaran el camino de la política otra historia contaría, porque habría esperanza. Pero no es así. 

Lástima.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta