Alerta contra creadores de psicosis colectiva
• No hay mejor escenario para infiltrarse, como el que presenta la desesperación de padres de familia que no encuentran a su hija…
Es derecho y deber de la ciudadanía exigir a las autoridades un mejor trabajo para detener las desapariciones y asesinatos que presumiblemente ha presentado un alarmante incremento en la entidad, pero también de evitar que la legítima demanda sea tomada por grupos de poder para generar dividendos políticos con base a la generación de una psicosis colectiva que desemboque en la idea de un Estado fallido.
Por desgracia en estos tiempos marcados por la polarización política, sin ningún escrúpulo y solo con la idea obsesiva de alcanzar el poder a cualquier costo, ha sido evidente la infiltración de “activistas” en las manifestaciones que jóvenes y padres de familia han realizado en las calles de Pachuca para que se haga una labor más dedicada y atinada, y devolver así la tranquilidad a quienes hoy transitan con temor por las calles de la capital hidalguense.
Hay, por supuesto, razón en quienes tomaron las calles, porque lo más grave sería que todos agacharan la cabeza y simplemente se conformaran por su infausto destino. Pero también hay un grupo político especialmente identificado, que no ha dudado en buscar convertir a toda costa el dolor y miedo de padres de familia y jóvenes, en una herramienta útil que sirva a su eterno líder para buscar a toda costa implantar en el imaginario colectivo la idea de que vivimos en un modelo de combate a la delincuencia totalmente fracasado.
No hay mejor escenario para infiltrarse y asumir un liderazgo que no le corresponde, como el que presenta la desesperación de padres de familia que no encuentran a su hija, o que por desgracia la localizaron pero muerta. Aprovechar ese dolor para fines particulares es algo vil y miserable, pero sin duda es algo que existe, que los políticos justifican como un medio para lograr fines.
Pero también existe un marco contextual mucho más preocupante, en el que incluso puede caerse en el esquema de acción que usa el crimen organizado al impulsar un clima de miedo, de terror, con tal de colocar a las autoridades en un nivel de nulidad y luego entonces derivar en la exigencia de “renuncia si no puedes”, a la que solo falta proponer a su líder eterno como solución.
Ayer mismo por la noche proliferaron mensajes de dudosa procedencia en que prácticamente se declaraba un toque de queda en varias poblaciones bajo argumento absurdos, y que de manera evidente buscan aprovechar la preocupación de la ciudadanía por los brotes de inseguridad y llevar a una condición de miedo, de pavor.
Es cierto, Hidalgo finalmente ya resiente los embates de la delincuencia como en todo el país, porque el aislamiento que en esa materia privó durante mucho tiempo hoy es parte de la historia. No podía ser de otra forma.
Que la sociedad civil salga a las calles para manifestar su enojo y preocupación es alto importante en todo el sentido de la palabra, pero que grupos de presión políticos se hayan infiltrado al grado de ser de buenas a primeras los organizadores de siguientes eventos, es algo contra lo que deben pronunciarse los participantes en las movilizaciones, porque de ninguna manera es justo aceptar que advenedizos sin escrúpulos busquen a toda costa aprovechar con objetivos muy ajenos a los que llevan a muchachos, muchachas y padres de familia a las marchas.
Sin duda la participación de la sociedad civil para mostrar su actitud digna ante los embates de la delincuencia y llamar a las autoridades para que hagan lo que tengan que hacer, es positiva en todo el sentido de la palabra. Pero de ahí a la tarea de los grupos políticos de traducir hechos registrados -sin duda lamentables y preocupantes-, en la generación de una psicosis y terror con la proliferación de mensajes amenazadores de muy dudosa veracidad, es otro asunto.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta