El ocaso de Baptista
• En Hidalgo el caso es un ejemplo preciso del lastre que tuvo que subir a su embarcación el Presidente de México…
El pragmatismo a ultranza del que hizo gala el equipo de campaña del hoy Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, llevó a que en no pocos Estados de la República, grupos de poder y de corte caciquil que le habrían otorgado su apoyo, se entronizaran en candidaturas a Congresos locales y el federal que les fueron otorgadas, y que por el propio efecto de popularidad del entonces aspirante presidencial se tradujeron en diputaciones estatales y federales, así como senadurías.
Con toda seguridad ninguno o muy pocos de los entonces candidatos a un puesto de elección popular hubieran obtenido el triunfo, de no ser por el arrastre que generó la campaña presidencial, pese a lo cual muchos de los beneficiados hoy mismo ya argumentan que fue por su trabajo, inteligencia y carisma que ganaron, aunque eso sí aceptan que en algo les sirvió la imagen de López Obrador.
En Hidalgo el caso es un ejemplo preciso del lastre que tuvo que subir a su embarcación el Presidente de México, pero lastre con absoluta iniciativa para coronar su propio proyecto de grupo, no el de la Cuarta Transformación que poco o nada les interesa.
Es así que la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados de la entidad, se convirtió en una mayoría sí pero del Grupo Universidad, única autoridad y guía a la que responden, y que por necesidad desembocó en un distanciamiento con los legisladores surgidos realmente del partido morenista que, sin embargo, quedaron convertidos en minoría.
Alertado por esta realidad absurda, López Obrador decidió empezar el trabajo no solo aquí en la entidad, sino en todo el país, de poner muy claro que una cosa era haber apostado por el pragmatismo en que se abrían las puertas a todos los que se mostraban solidarios con su movimiento, y otra que los invitados se apoderaran de la fiesta y además, impusieran sus intereses muy particulares.
Es así que la inminente salida de Ricardo Baptista como Presidente de la Junta de Gobierno del Congreso local, para en apariencia cumplir el compromiso de aceptar una presidencia rotativa, no es de ningún modo el fin de este intento de asalto al poder del Grupo Universidad, porque a final de cuentas el personaje citado se convirtió en un simple instrumento de quien verdaderamente maneja su propia bancada vestida de Morena.
Resulta una lástima por el historial particular con que Baptista llegó al cargo político más importante que haya tenido en su vida, que decidió cambalachear y transformar en una obediencia ciega y sin chistar a quien toma las decisiones de cada uno de los legisladores que le deben absolutamente todo, pero que tienen a su favor no ser poseedores de ninguna historia de lucha en la izquierda hidalguense. Baptista no porque puso en juego lo más valioso que puede tener un político: su congruencia histórica, su verticalidad ideológica. Lástima.
La gran pugna se generó al interior del Congreso no porque Morena argumentara que podría seguir tres años al frente del Poder Legislativo al tener mayoría numérica, sino por la intromisión abierta del Grupo Universidad que se dio a la tarea de utilizar a su antojo un partido político del que le importa muy poco su ideario político y que, ya lo adivina, es el del Presidente López Obrador. Los morenistas reales habían sido arrinconados para intentar obligarlos a dar su visto bueno a todas las determinaciones que llegaban del hombre de poder, quien para ello tuvo y tiene a su representante: Ricardo Baptista.
El experimento ha sido interesante, porque como nunca el Poder Legislativo cobró un poder amplio y real. Sin duda es el lado positivo en el equilibrio que debe existir para el manejo del poder aquí y en cualquier parte del mundo.
El problema radicó en que un partido tan vital para el México de hoy, se convirtió en un simple apéndice del grupo político que controla los destinos de nuestra Máxima Casa de Estudios desde hace casi 40 años, ajeno al proyecto de AMLO, y como tal, listo para ejecutar acciones más cercanas a venganzas políticas que a un verdadero proyecto de nación.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
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@JavierEPeralta