* Los cánones no escritos de las nominaciones
El autodestape del senador Omar Fayad Meneses, para buscar la candidatura tricolor al gobierno de la entidad, de un modo u otro ya adelantó los relojes políticos, de tal modo que para todos es evidente que aquella vieja consigna de que “quien se mueve no sale en la foto”, es asunto del pasado.
También es materia de otros tiempos la frase del extinto gobernador interino, Humberto Lugo Gil, “el que respira, aspira”, que cuando menos tenía cierta originalidad.
Una gran mayoría salía por la tangente al decir: “esperaré los tiempos que fije mi partido”, “ni me encarto, ni me descarto”, “estoy dedicado en cuerpo y alma a la responsabilidad que tengo actualmente”, etcétera, etcétera.
Sin embargo los tiempos son otros, y en este sentido Fayad Meneses planteó de manera directa que no sería hipócrita ante el cuestionamiento, para asegurar que sí, que efectivamente buscará en su momento la candidatura.
Por muchas razones se antoja que el Revolucionario Institucional tendrá una tarea complicada en la elección de su abanderado a la primera magistratura estatal, al contar con un nutrido grupo de aspirantes con un peso específico propio, o fruto del grupo al que pertenecen, si es posible hablar de grupos.
Al final del día tendrán que aplicar una estrategia que les ha rendido resultados positivos: será quien deba ser, pero no alguien ajeno a la estructura de poder que los ha mantenido en posesión del mismo.
Es decir, podrán surgir sin duda conflictos que a primera vista pudieran parecer imposibles de resolver, pero que a la postre encuentran un desenlace positivo por seguir los cánones no escritos, pero respetados al cien por ciento.
En Hidalgo sólo la designación abiertamente presidencial del arquitecto Guillermo Rossell de la Lama, se desentendió en cierto sentido de la recia estructura de poder que ha encaminado los rumbos del tricolor, y aún en ese momento logró mantener su influencia que a la postre desapareció cualquier herencia del finado gobernador.
De este modo sólo un verdadero cataclismo podría fracturar ese organismo vivo que es el poder en la entidad.
Será ciertamente una selección más abierta, pero que al final no se permitirá el lujo de llegar a la elección del 2016 con resquebrajaduras.
Omar Fayad decidió manifestar abiertamente su intención de buscar la nominación, pero en ningún sentido desembocará en la actitud de enviar un ultimátum del “soy yo o nos veremos las caras”. No va por ahí.
Se trata de un político inteligente que conoce a plenitud los cánones no escritos, pero siempre respetados para aspirar en términos reales a esa posibilidad.
La carrera apenas empieza.
Mil gracias, hasta mañana.
twitter: @JavierEPeralta