* Ricardo Baptista: todo por nada
En una cada vez más preocupante actitud, los diputados locales del Grupo Universidad, encabezados por un Ricardo Baptista González cada vez más disminuido al tener que obedecer sin hacer cuestionamiento alguno, órdenes cada vez más absurdas para confrontarse con el Poder Ejecutivo del Estado, provenientes del Presidente del Patronato Universitario, Gerardo Sosa Castelán, tocaron fondo.
Ex alcalde de Tula, y en su momento un hombre poseedor de una verdadera conciencia social y un pensamiento independiente en términos reales, Baptista González, asumió el papel que en principio le fue encomendado al ex rector Humberto Veras Godoy, quien simplemente hizo evidente que hasta para ser marioneta se debe tener experiencia como histrión.
La llegada de Baptista se tradujo en un primer acuerdo para que se destrabara la problemática que mantenía sin actividad la Cámara de Diputados, lo que hizo albergar esperanzas de que el nuevo líder Morenista llegaba al cargo para representar a la ciudadanía y no a un grupúsculo de poder poseedor de los destinos de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
No tuvo que pasar mucho tiempo para descubrirse que simplemente se trataba de una histrión con más “tablas” en el escenario, pero diametralmente opuesto al que durante mucho tiempo estuvo al lado de las causas de las mayorías, y simplemente aceptaba con abnegación el nuevo papel en el teatro guiñol.
En pocas semanas, Baptista González tiró a la alcantarilla del olvido una trayectoria respetable a cambio de haber sido resucitado en lo político, por un patrón que sin embargo cobra, y muy caro, el favor hecho.
Así las cosas “decidió” que era momento para hacer llegar en inserción pagada a la revista Proceso, un desplegado que firma como responsable del mismo, el Coordinador de Comunicación Social del Congreso, Alfredo Dávalos, también primer director del diario El Independiente, una de las 22 empresas del Patronato Universitario, y de la que tampoco existe reporte alguno de sus ingresos y egresos, con todo y que fue creada con recursos públicos.
En síntesis, el emergente Presidente de la Junta de Gobierno del Poder Legislativo que llegó para conciliar y encontrar consensos, recibió la orden de encender los fuegos de artificio pasara lo que pasara, para distraer la atención y buscar a toda costa salvar a su jefe real, Gerardo Sosa Castelán, de las indagaciones de la Unidad de Investigación Financiera de Hacienda, porque hay severa sospecha sobre el origen de más de tres mil millones de pesos triangulados de 22 cuentas en Europa a una en Suiza, y de Suiza al banco HSBC de Pachuca, a nombre de la UAEH.
Ese es el asunto fundamental, no otro, y no importa argumentar con mentiras, traicionar de manera grave y cínica a la verdad, al grado de intentar justificar la auto-aprobación que se hicieron cada uno de los diputados del Grupo Universidad por 38 millones, hasta hacer un total de 750 millones de pesos, a fin de realizar obra de manera discrecional en otro intento de triangulación en que ellos aprueban a quién, donde y cómo, y para ser benevolentes le dejan el trabajo al gobierno estatal.
Por supuesto también se quejan de una campaña mediática en su contra.
En fin. Lo único que dejan en claro al buscar pelear a mitad de la calle, es que hay un temor grande de su líder ante la investigación que le sigue el gobierno del Presidente López Obrador, y la incapacidad para explicar el monto de los recursos económicos congelados.
Pero lo más lamentable es que quienes argumentan defender al pueblo, y por lo tanto ser soldados de la 4T, lo único que hacen es proteger los intereses ya no de un grupo, sino de una sola persona al costo que sea.
Y ese costo incluye trayectoria política, principios éticos, inteligencia y dignidad de un personaje como lo había sido Baptista González.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
CITA:
En pocas semanas, Baptista González tiró a la alcantarilla del olvido una trayectoria respetable a cambio de haber sido resucitado en lo político, por un patrón que sin embargo cobra, y muy caro, el favor hecho.