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RETRATOS HABLADOS

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* Pobreza no es igual a impunidad

Profundas reflexiones en torno a la pobreza como justificante para todo tipo de actos, han aparecido en diversos medios informativos durante los últimos días, a raíz de la tragedia ocurrida en el municipio hidalguense de Tlahuelilpan. Se invoca la falta de oportunidades, siempre obstaculizada por gobiernos corruptos de pasadas administraciones federales, para presentar a pueblos inocentes de todo y por lo tanto responsables de nada.
    Los hechos terribles registrados en tierras de nuestro Estado, y que suman más de cien muertos, deben llevar a un profundo análisis de la pobreza real que se vive en esa región de Hidalgo, que sin duda debe ser preocupante, pero de ninguna manera carta blanca para que puedan dedicarse sin tapujos al robo de combustible.
    Todos de alguna manera hemos vivido condiciones deplorables en algún momento de nuestra historia personal, y en ese proceso visto a quienes optaron por el camino de la delincuencia y otros no. Así de simple.
    En los primeros la estructura familiar estaba destruida aún antes de que la miseria se enseñoreara de su vida, y la oportunidad de hacerse de dinero de manera fácil (que de ninguna manera lo es por las consecuencias que a veces tiene) fue un simple paso que dieron. En los segundos hay otra historia de vida, porque siempre existirán los jefes de familia que en cualquier circunstancia saben guiar a sus hijos por el camino del esfuerzo, del estudio, del trabajo.
    Lo sucedido en Tlahuelilpan fue terrible, una tragedia en todo el sentido de la palabra, pero bajo ninguna circunstancia un argumento que pueda ser utilizado de manera permanente como justificación para lo injustificable. La pobreza, insisto en coincidencia con todos los que han expuesto esta reflexión, no es ni puede ser salvoconducto para violentar la ley.
    Y tampoco los ricos muy ricos, pueden por ese simple hecho pensar que están en condición de hacer lo que les venga en gana, al grado de pretender imponer su ley en el SAT para que les devolviera miles de millones de pesos porque supuestamente alcanzaban ese beneficio hacendario.
    Deseamos como nunca ver el nacimiento de una nueva nación, pero fomentar el argumento de la pobreza como vía para salvarse de pisar la cárcel por robar a la nación misma, es algo que solo puede derivar sí en tener una amplísima base clientelar para el momento político que sea necesario, pero en definitiva deriva en impulsar un país de irresponsables y de masas que pueden linchar a quien se les ponga enfrente y justificarse “porque somos pobres y hemos vivido en la miseria toda la vida”.
    Hoy mismo en Michoacán la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, mantiene cerradas las vías del tren con gravísimas pérdidas para la industria mexicana, porque ese ha sido su modus operandi para chantajear a cada gobierno federal que se les tope, y tal parece que ni siquiera se han dado cuenta que el actual Presidente se manifestó afín a sus ideas durante toda la campaña presidencial.
    Aquí en Hidalgo se reportaron listos para reasumir la dirección de la Escuela Normal de El Mexe, al grado de urgir a que fueran trasladados a otra parte los alumnos, maestros y personal administrativa de la Universidad Politécnica que ocupa su lugar, luego del cierre que se dio por los abusos de los dirigentes del Comité Estudiantil, conformado por todo, menos por normalistas.
    Estaban seguros que regresaría a los viejos tiempos en que disponían a su gusto del presupuesto, de los que se producía en la parcela escolar, de todo pues. Y lo que hoy sucede en Michoacán es una muestra de que llevar como aliados a especímenes de este tipo, tarde o temprano traerá perjuicios a un gobierno naciente como el de AMLO, y que aquí se las tendrá que ver con el Grupo Universidad, que de ninguna manera ha saciado sus ambiciones de poder al haberse apoderado del Congreso del Estado.
    Por muchas razones se antoja que el gobierno López Obradorista, tendrá que hacer ajustes importantes en el concepto de que pobreza es igual a justificante para hacer todo, y plantearse la necesaria acción en que el lastre se tira para que la embarcación salga a flote.
    El poder, por otro lado, y sin que se entienda como una invitación a la represión, es para usarse. De no hacerlo, otro lo hará.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Lo sucedido en Tlahuelilpan fue terrible, una tragedia en todo el sentido de la palabra, pero bajo ninguna circunstancia un argumento que pueda ser utilizado de manera permanente como justificación para lo injustificable. La pobreza, insisto en coincidencia con todos los que han expuesto esta reflexión, no es ni puede ser salvoconducto para violentar la ley.