RETRATOS HABLADOS

* Del poder de partidos, al poder de la unidad

Un sentimiento casi patológico que impide ver crecer al vecino, al compañero que se dedica a nuestra misma actividad, ha sido el factor que, históricamente, ha propiciado que los más corruptos, los menos sensatos, los que solo ven por un sector mínimo de la sociedad mexicana, hayan estado al frente de la nación por décadas y décadas. Imposible ha sido la respuesta cuando alguien llama a la unidad sin distingos de ideologías, para enfrentar crisis.
    Los más pudientes, es decir los ricos que son muy pocos, siempre han visto por su propio provecho, y no se han tentado el corazón para impulsar, o por lo menos solapar, una corrupción cínica que ha postrado al país y lo ha sumergido literalmente en un lodazal de podredumbre, donde todos tienen justificaciones para haber caído en la corrupción, cualquiera que sea su nivel.
    Por ese camino nunca se llegó a ningún lado. Porque además de nunca defender en términos reales una ideología, los partidos políticos solo han servido para dividir a la ciudadanía y generar odios gratuitos, donde los más jodidos de pronto resultaron aliados de los catrines, que por historia militan en Acción Nacional.
    Gesticuladores de la política, arribistas, verdaderos canallas que un día amanecieron transformados en militantes de la izquierda, otro de la derecha, y de buenas a primeras radicales revolucionarios.
    La gran tragedia de México ha sido siempre la imposibilidad de mantenernos unidos, porque a la menor provocación cada cual jala para su lado y se hace todo lo posible por meterle zancadillas al prójimo.
    Llama por eso poderosamente la atención el nuevo discurso en el ejercicio del poder de el país: antes que los partidos políticos, está el bienestar de a nación. Atrás quedaron las querellas y peleas porque uno es de derecha, otro de centro y el de allá de izquierda. La emergencia es obvia, lógica y todos la vemos: si no hay un entendimiento sobre las prioridades de la nación, el barco se va a hundir de manera definitiva, y el sueño de Juan Gabriel de convertirnos en un anexo de los Norteamericanos se hará realidad.
    Observemos cómo ha sido el proceder de los habitantes del país que gobierna Trump: pueden sí, estar en desacuerdos graves, radicales,  cerrar las actividades del gobierno, pero en lo esencial, en hacer que el motor que mantiene al país siga su marcha, siempre están de acuerdo.
    Hoy México está en un situación única: hay coincidencias cada vez más amplias entre un Presidente surgido de la oposición como Andrés Manuel López Obrador, y gobernadores del PRI y del PAN. Empiezan a dar muestras claras de que trabajan con un solo objetivo: que le vaya bien al país, no a un color partidista.
    Aquellos que apostaban por un Jefe de la Nación iracundo con la espada desenvainada para cobrarse supuestas ofensas, ven con claridad que las cosas no van por ese rumbo, no van a ir por ese rumbo. Y eso tranquiliza, une a los ciudadanos como es el caso de la forma frontal como se decidió atacar el robo de combustibles a mano de huachicoleros de cuello blanco y los de simple cubeta.
    Hay objetivos comunes y la toma de una nueva conciencia por el bien de México. Solo aquellos que esperaban una guerra política, ven con preocupación que gobernadores tricolores, como es el caso de Omar Fayad en Hidalgo, de manera abierta manifiesten sus coincidencias con el Jefe de la Nación y expresen que no son los partidos políticos lo que importa, sino el bien del país.
    Vamos por buen camino, pero sin duda López Obrador, sus colaboradores más allegados y de confianza, deben hacerle entender que los corruptos que ven perder su mina de oro que tenían en el robo que hacían de gasolinas, no se van a quedar cruzados de brazos, y que un atentado contra su persona dejaría al país sumergido en un caos absoluto.
    Aumentar las medidas de seguridad en torno a la persona del Presidente, con gente de absoluta confianza, es un deber de AMLO con todo el país.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Hay objetivos comunes y la toma de una nueva conciencia por el bien de México. Solo aquellos que esperaban una guerra política, ven con preocupación que gobernadores tricolores, como es el caso de Omar Fayad en Hidalgo, de manera abierta manifiesten sus coincidencias con el Jefe de la Nación y expresen que no son los partidos políticos lo que importa, sino el bien del país.

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