RETRATOS HABLADOS

* Willars, error de cálculo

 

Luis Manuel Willars Andrade dirigió la Compañía Minera Real del Monte y Pachuca en momentos que la extracción de plata y oro iba en pleno declive. Propiedad en ese momento del gobierno federal, la paraestatal había llegado a un momento en que se consideró resultaba un error invertirle más recursos económicos en tareas de explotación.

            A partir de ese momento empezó el declive y casi desaparición de la actividad económica que había dado nombre y razón de ser a la capital del estado.

            Willars Andrade sin embargo decidió participar de manera activa en acciones diversas en apoyo de diferentes sectores de la sociedad pachuqueña, incluido el religioso, como una forma de reintegrar lo mucho que Pachuca había dado al mundo entero.

            Hoy mismo las campanas que lucen en lo alto de la Basílica Menor de La Villita, son testimonio de la mano dadivosa del ex funcionario federal, además de numerosas escuelas que recibieron apoyos director de la paraestatal para la realización de mejoras en su infraestructura.

            Willars Andrade destacó también como importante mecenas de las actividades culturales, a lo que se suma un trabajo intenso a favor del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, presidido en ese entonces por Alejandra Mora de Lugo.

            Con todo y que al final de cuentas tuvo a su cargo los funerales de la minera, supo ganarse un lugar importante entre la sociedad pachuqueña, por ser partícipe de cuanta obra de impacto social le era solicitada.

            Por todo lo anterior extraña en un primer momento su regreso a la ciudad donde logró generar una imagen de hombre sensible a las necesidades de sus habitantes. Extraña porque lo hace para buscar una candidatura ciudadana-partidista, en busca de una diputación federal.

            Hombre ya mayor, Willars Andrade se propone, de lograr su objetivo, impulsar la reactivación de la minería en la región pachuqueña.

            Sin embargo la apuesta parece arriesgada, sobre todo porque en todo político es vital sepa reconocer los tiempos, la coyuntura le llaman algunos, en que existe la posibilidad y cuando de plano, una carrera finamente elaborada podría ir al despeñadero.

            Su mano dadivosa llegó no solo a amplios sectores de la sociedad, sino a personajes de otros ámbitos que sin duda guardan un recuerdo amable de quien les permitió hacerse de un patrimonio, pero que hoy mismo buscan la forma de advertirle que la apuesta ha sido realizada de manera errada.

            Hay tiempos para todo. Pareciera que este no es el de Willars Andrade.

            Mil gracias, hasta el próximo lunes.

 

peraltajav@gmail.com

twitter: @JavierEPeralta

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