* La mano que mece la cuna tiene rostro y nombre

Humberto Veras Godoy literalmente desapareció el día de ayer en la sede del Congreso de Hidalgo. Literalmente porque la figura de Gerardo Sosa Castelán se hizo presente de manera virtual, para ordenar qué decir, qué hacer y cómo proceder a la bancada morenista, al grado que la diputada priísta por la región Huasteca lo señaló directamente como el jefe o patrón de los legisladores de Morena.
    
Evidentemente la orden del Presidente del Patronato Universitario fue repetir hasta la saciedad el argumento de que hubo un error en la redacción de las reformas a la Ley Orgánica de la Cámara, lo que permitía una interpretación que nulificaría la presidencia de la Junta de Gobierno en el primer año del tricolor.
    
Roxana Montealegre fue la encargada de insistir, una y otra vez, en la aparente laguna legal que un equipo de abogados de la Universidad le habría encontrado a la legislación citada. Sin embargo un estilo nervioso al borde de la histeria, restó peso al argumento que le había sido asignado. Simplemente se apanicó y no supo cumplir con la encomienda que le había sido asignada.
    
Jorge Mayorga Olvera subió a la tribuna con ánimos rijosos, una disertación atropellada carente hasta de la más simple lógica, y la búsqueda intencional de provocar a los legisladores que no fueran de su partido. El espécimen más típico del “para qué perder tiempo en hablar, si lo podemos arreglar a madrazos”, no debe intentar de nuevo la aventura de dirigirse a sus pares sin una preparación mínima que descarte el agandalle, la amenaza velada.
    
Sorprendió sin embargo Susana Araceli Ángeles Quezada, la diputada morenista por Tizayuca, por principio de cuentas porque denota su paso por las aulas, es pausada pero en clara en su hablar y no busca incendiar el escenario como la Montealegre. Hay un mar de estudios académicos entre ambas.
    
Y con todo lo anotado, el hecho sustancial es que el presidente de la mesa directiva del mes de septiembre, Humberto Veras Godoy, aceptó públicamente ser ninguneado hasta por sus propios compañeros de bancada que esperaban la orden del que manda para reventar una vez más la sesión.
    
De poco sirve un personaje como el ex rector si no da un paso hasta que el dirigente del Grupo Universidad se lo confirma. De poco incluso para Morena, porque como nunca se observó una división abierta entre los que obedecen solo a su patrón, y los que surgieron de las filas del partido del Presidente electo.
    Hay pues una diferencia ya muy clara: unos son legisladores que obedecen al pie de la letra lo que ordene Sosa Castelán, otros los que prefieren hacerse a un lado porque su propósito no es simplemente llevar al poder al dirigente de un grupo político.
    
Tatiana Ángeles Moreno dejó en claro que sabe defender sus principios, pero también que mantiene sus ideales de buscar un cambio para bien de la ciudadanía, no de un personaje en particular.
    
La reanudación de la sesión inaugural del Congreso una vez más se quedó en veremos. Todo indica que la bancada de Sosa insistirá en buscar los medios para quedarse con la presidencia de la Junta de Gobierno, además de insistir en desaparecer los poderes en Hidalgo, para llamar como interino precisamente al Presidente del Patronato.
    
Todo indica que el reloj de los morenistas lleva prisa, igual que quien ayer fue identificado plenamente como su jefe absoluto en la entidad, quien ve con desesperación que puede enfrentar todo menos el tiempo, la edad.
    
Por ello la urgencia de continuar con la estrategia que a toda costa busca que el gobernador constitucional, Omar Fayad Meneses, sea destituido, y de este modo alcanzar su anhelo más constante: ser titular del Poder Ejecutivo ahorita, cuando todavía está en edad de ejercer el poder.
Así las cosas.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Y con todo lo anotado, el hecho sustancial es que el presidente de la mesa directiva del mes de septiembre, Humberto Veras Godoy, aceptó públicamente ser ninguneado hasta por sus propios compañeros de bancada que esperaban la orden del que manda para reventar una vez más la sesión.