RETRATOS HABLADOS

    •    Con todo, hay esperanza


Mal harían aquellos que subieron de última hora a la embarcación del hoy virtual Presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, en asumir una actitud que no les corresponde. Es decir, deben entender por salud mental, que este cambio que puede representar el tabasqueño, de ninguna manera tiene raíces en grupos caciquiles y reaccionarios como el que desde hace demasiados años maneja a su antojo la Universidad Autónoma del estado de Hidalgo.
    Porque de ninguna manera resultaría honesto calificar de grandes luchadores sociales a quienes han hecho del abuso en la institución educativa su quehacer cotidiano, mucho menos creer que de lograr victorias importantes en sus candidaturas locales y federales, usarían ese poder para bien de la ciudadanía hidalguense.
    López Obrador tendrá que ver la forma de no aparecer como un mal agradecido con quienes le dieron apoyo, por supuesto convenenciero, a quienes conocía de antemano y los riesgos que debería asumir. Por ello es vital conocer la estrategia a seguir con estos especímenes, que ni buscan la justicia social para el país, mucho menos un espacio para hacer el bien sin mirar a quién.
    Lo anterior en el nivel micro, pero que representa fielmente lo que habrá de acontecer en el plano macro, es decir en todo el país.
    Pocas veces había visto a un candidato perdedor como José Antonio Meade, acudir a declarar su rendición tan solo, tan abandonado por los poderes reales dentro del Revolucionario Institucional, quienes a mitad de su campaña se dieron cuenta que habían equivocado la apuesta pero por soberbia se mantuvieron en su decisión.
    Lo que menos contó para ellos fue la persona que habían lanzado al ruedo de los leones sin ninguna defensa, como no sea una fama de buena persona que en la arena de la política sirve para maldita la cosa.
    El próximo Presidente de la República llegará a la primera magistratura del país en un escenario crítico, una verdadera pesadilla que solo un personaje con espíritu de mártir puede asumir con gusto. La seguridad será la primera tarea a intentar resolver, y en ese intento no puede ni debe descartar todas las opciones, incluso la negociación que no sea entendida como rendición, donde los cárteles asuman también la responsabilidad que tienen respecto a los grupúsculos de delincuentes que atentan contra la ciudadanía.
    En Hidalgo es muy posible que grupos políticos despreciables y sin ningún principio ético, de pronto se despierten con más poder del que ya tenían, y asuman que al actuar prepotente y sin pudor alguno, puedan sumar la impunidad absoluta porque de pronto pueden hablar a nombre del futuro Jefe de la Nación.
    Son muchos los que estaban seguros que nunca verían la llegada de un personaje como AMLO a la Presidencia, que habían dejado en la esperanza de los nietos esa posibilidad. No digo que será la solución definitiva a toda la problemática que vive el país, pero ninguno lo ha sido en la historia del país y el mundo.
    Pero en algo permite sanar el corazón de muchos que daban por descontado que alguna vez se haría justicia, al menos de intención, y que desde hace años y años habían aceptado que verían el fin de sus días sin que esa posibilidad se hiciera realidad.
    No estrenamos un nuevo país hoy. Estrenamos esperanza que puede o no llegar a buen puerto. Pero hay esperanza.
    La certeza de que el México que anhelamos camine por un camino terso y sin complicaciones se nubla por los pasajeros que subió a su navío. Confiamos en que sabrá sacarlos a tiempo.
    Como quiera algo histórico nos ha tocado vivir. Y eso da gusto, da una gran esperanza.

Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    El próximo Presidente de la República llegará a la primera magistratura del país en un escenario crítico, una verdadera pesadilla que solo un personaje con espíritu de mártir puede asumir con gusto. La seguridad será la primera tarea a intentar resolver, y en ese intento no puede ni debe descartar todas las opciones, incluso la negociación que no sea entendida como rendición, donde los cárteles asuman también la responsabilidad que tienen respecto a los grupúsculos de delincuentes que atentan contra la ciudadanía.

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