RETRATOS HABLADOS

* Uno es gobernador… el otro no

A dos meses de cumplir los 63 años de edad, Gerardo Sosa Castelán, presidente del Patronato Universitario –que por modificaciones a la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo enviadas al Congreso local por el ex gobernador, Francisco Olvera Ruiz, se erigió en el organismo más poderoso de la institución educativa-, busca a toda costa perfilarse como candidato a la gubernatura de la entidad desde estos momentos, a fin de mantenerse en campaña permanente hasta que la fecha llegue.
    De lograr su objetivo, se convertiría en automático en el aspirante a la primera magistratura estatal de más edad con 67 años, tres más de los que actualmente tiene Andrés Manuel López Obrador, quien para muchos es, ya, el virtual Presidente de México.
    Resulta sin duda, su última apuesta a un cargo largamente añorado y buscado, primero al interior del Revolucionario Institucional, del que fue presidente estatal y en cuatro años, si sus planes se mantienen sin ningún cambio y la apuesta total a que AMLO llegue a la primera magistratura del país se hace realidad, a través de Morena.
    Amparado en la estructura de la UAEH, donde a través del Patronato es la máxima autoridad ya reconocida legalmente, aunque desde hace 36 años se ha manejado como único y real líder moral con atribuciones absolutas, Sosa Castelán decidió poner todo su pasado, presente y futuro en la última carta que el destino le puso a la mano para alcanzar su sueño más deseado y esperado: ser gobernador.
    Hombre meticuloso en su actuar, recientemente ordenó al rector, Adolfo Pontigo Loyola, declarara a través del medio impreso de su posesión, salir al frente de las versiones que hablan del uso indebido de recursos de la máxima casa de estudios a favor de los candidatos morenistas.
    El nombre designado por el presidente del Patronato para fungir como rector, retó a quienes señalan esa situación a que la prueben, y como argumento fundamental sostuvo que los recursos que recibe la institución “llegan etiquetados”.
    Es evidente que cualquier despacho contable que sea llamado a realizar una auditoría a la UAEH, no encontrará un solo peso desviado del presupuesto. En eso no hay duda, porque el ex rector aprendió que los dineros que llegan del gobierno estatal y federal no se pueden, ni deben tocar.
    Pontigo Loyola sin embargo no mencionó en ningún momento las más de 20 empresas universitarias, que son rentables en todo el sentido de la palabra, pero que nadie sabe a cuánto ascienden sus ingresos mensuales, y mucho menos a qué se destinan.
    Si lo anotado es solo fruto de la fantasía de algunos escribientes, las autoridades universitarias deberían publicar los estados financieros de cada una de esas empresas a fin de no despertar la cultura del “sospechosismo”.
    Sin embargo lo anterior no habrá de ocurrir, tanto así que la página en internet de la universidad, retiró desde hace semanas la liga donde dice PATRONATO, de tal modo que si se intenta ingresar a la misma, simplemente rebota en automático a la de la UAEH.
    Sosa Castelán está, por supuesto, en su derecho de buscar coronar su carrera política con la gubernatura de la entidad, cosa que puede suceder si la alineación de los astros a los que se encomienda, sigue por en la misma tesitura que actualmente registra.
    Tal vez lo anterior ha motivado una estrategia más agresiva por parte de sus estrategas, en la que minar la actual administración del gobernador Omar Fayad Meneses, sea una premisa a cumplir, primero en demostración de que está dispuesto a inmolarse en pos de su sueño, y segundo para mostrarse como un poder fáctico.
    Sin embargo, en esa meticulosidad para medir los pros y contras de sus estrategias, pareciera que por vez primera el hombre fuerte de la UAEH olvidó un aspecto sencillo: Omar Fayad es gobernador constitucional del Estado de Hidalgo… él no.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Amparado en la estructura de la UAEH, donde a través del Patronato es la máxima autoridad ya reconocida legalmente, aunque desde hace 36 años se ha manejado como único y real líder moral con atribuciones absolutas, Sosa Castelán decidió poner todo su pasado, presente y futuro en la última carta que el destino le puso a la mano para alcanzar su sueño más deseado y esperado: ser gobernador.

    

    
    

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