RETRATOS HABLADOS

    •    ¿Ganar para perder, perder para ganar?


“A veces ganando se pierde, y perdiendo se gana”, afirma el dicho popular, y como pocas veces puede aplicarse al momento político que vive el país, en el que evidentemente hay un candidato presidencial ganador por adelantado, pero en torno al cual cada vez crece con más fuerza la desazón, la zozobra, la incertidumbre de lo que podrá y no hacer por la enorme cantidad de compromisos que ha realizado con grupos de poder, que le ofrecieron dinero y votos, a cambio de pagos inmediatos con candidaturas, y a futuro mediante el apoyo presidencial para regir los destinos de sus respectivos Estados.
    Andrés Manuel López Obrador, corre el peligro de caer en el trágico error de Felipe Calderón, quien con tal de legitimar su gobierno sacó al Ejército Mexicano para borrar del mapa a los cárteles de la droga, y lo único que logró fue fragmentarlos y dar vida a grupos pequeños pero sanguinarios a más no poder en sus acciones.
    El abanderado de Morena camina por ese mismo rumbo, y lejos de acabar con la que llama “Mafia del poder”, podría cimentar sin darse cuenta, las bases de futuras pequeñas mafias en todo el territorio nacional, pero igual o peor que los “mini cárteles”.
    Porque difícilmente podrá desconocer los compromisos que ha asumido con personajes de dudosa reputación, que no solo buscarán hacerlos válidos, sino que exigirá el cumplimiento de la palabra de AMLO en fortalecer sus pequeños reinos en las diferentes entidades de la República Mexicana.
    ¿Ganar para perder? Es una posibilidad que se observa en el incierto futuro del país gobernado por López Obrador, si no decide cancelar desde ahora, contratos con intereses altísimos que le obligarán a dejar parte de la maniobrabilidad de la nación en manos de políticos de patética fama, que no comparten sus ideales ni objetivos, y únicamente lo ven como un medio para hacerse de poder para tomar venganza en contra de sus supuestos enemigos.
    Si como primera tarea de gobierno, Andrés Manuel tendrá que enfrentarse con los que hoy le rinden pleitesía y recursos, luego de comprobar que el amor que le profesaban era absolutamente interesado sin coincidencia alguna con sus ideales, comprobará en los hechos que eso de “a veces ganando se pierde”, es una realidad trágica cuando no se toma en cuenta la voz de la experiencia.
    En las elecciones que ha participado, el aspirante presidencial morenista comprobó como pocas veces, que al revés, “perdiendo se gana”, porque generó un mito (él mismo), que se reservó el derecho de admisión a su movimiento y por ende el respeto de quienes confirmaron en esas ocasiones su postura de hombre con ideales.
    “Perdiendo ganó”, ya que conservó como eje central de su ministerio la búsqueda de hombres y mujeres que tuvieran el sueño de un país mejor e igualitario, sin escuchar el canto de las sirenas encarnadas en caciques regionales, caciques de instituciones educativas, caciques sindicales, en fin, personajes de negra memoria que colocaron a sus pies cofres llenos de piedras preciosas, y votos asegurados mediante el miedo y la opresión.
    Sus razones tuvo en este 2018 para dar el visto bueno a verdaderos delincuentes, en el entendido de que político pobre, es un pobre político, y de que en una de esas las almas condenadas al infierno se convertirán en ángeles del cielo.
    Por supuesto él sabe que eso es imposible, que si llega a la primera magistratura del país tendrá como primer ejercicio de gobierno, enfrentar de manera directa a estos gánsteres de la política, que difícilmente le dirán “no hay problema, está bien, no nos debes nada”; y por el contrario, lo amenazarán, buscarán chantajearlo, hacerle comprender que “a veces, ganando se pierde”.
    ¿Está a tiempo? Siempre se está a tiempo cuando se observa con legítimo interés el futuro del país. Cancelar convenios leoninos que le hicieron firmar, es viable. Solo falta que tenga voluntad política para hacerlo.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Por supuesto él sabe que eso es imposible, que si llega a la primera magistratura del país tendrá como primer ejercicio de gobierno, enfrentar de manera directa a estos gánsteres de la política, que difícilmente le dirán “no hay problema, está bien, no nos debes nada”; y por el contrario, lo amenazarán, buscarán chantajearlo, hacerle comprender que “a veces, ganando se pierde”.

    
    

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