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RETRATOS HABLADOS

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  • Campañas, como borrachera

que lleva a ser desmemoriados

 

El ex presidente Felipa Calderón decidió utilizar la clase turista de un avión para impulsar a los candidatos de su partido a diputados federales y gobernadores. Un “espontáneo” que viajaba asientos adelante, tomó la “selfi” o autofoto para subirla de inmediato a las redes sociales, donde sus seguidores, que los tiene, no se cansaron de clamara al cielo porque lo extrañan, al tiempo que lo catalogaban como lo mejor que le ha pasado al país en mucho tiempo.

            Cualquiera que sea el origen de esta repentina campaña para posicionar al ex mandatario como el que ha dado los mejore resultados a México, un hecho sustancial es que al concluir su gestión, puso en marcha una de las mejores estrategias que se hayan observado para hacer olvidar al imaginario popular los dramáticos resultados de una guerra absurda que decidió declarar al crimen organizado, a fin de legitimar su ilegítima estancia en la Presidencia de la República.

            De pronto las redes sociales dieron paso a una ola de críticas y de plano ofensas en contra de su sucesor, al que descalificaron de manera absoluta aún antes de haber tomado posesión.

            En una desmemoria preocupante, se decidió que cualquier cadáver que apareciera en territorio nacional era responsabilidad del nuevo Jefe de la Nación, aun cuando hasta por razones lógicas, era evidente que su muerte se había registrado años atrás.

            Nada detuvo, nada detiene, una estrategia bien pensada y con excelentes resultados para su beneficiado, que incluso hoy ha decidido presentarse como el ejemplo del mejor ejercicio de la política en muchas décadas.

            Nos gusta olvidar en una historia no de hoy sino de siempre.

            Felipe Calderón debió haber enfrentado desde hace mucho tiempo la justicia internacional por verdaderos crímenes contra la humanidad, que dieron como resultado un país tapizado de cadáveres, decenas de miles de los cuales nunca fueron identificados, y dejaron a sus familiares con la certeza de que tan dramático suceso simplemente era asunto del destino divino.

            Olvidamos con facilidad y nos enganchamos en irracionales campañas que no buscan hacer justicia o cuestionar de manera cierta a un nuevo régimen, sino sepultar en el olvido uno de los sexenios más nefastos para la nación por los miles de muertos que dejó en el camino, una guerra cínica que sólo buscó legitimar a un ex presidente que nunca logró ese objetivo.

            Ahora aparece en clase turista, pero jamás plantea la posibilidad de renunciar a su pago de 205 mil pesos mensuales por pensión. Es pues un asunto de exhibicionismo miserable de un personaje con nula conciencia y menos remordimientos.

            Es, de nuevo, el poder que envilece a cual más. Es aprovechar una sociedad tan desmemoriada que aplaude al viajero “pobretón” y le rinde pleitesía, y lo alaba, y lo extraña.

            Es porque las campañas de nuevo han arrancado, y de sobra sabemos que quien logra mantenerse en el reducidísimo grupo de los que lo detentan, lo usufructúan, lo gozan pues, tiene garantizado el futuro para él, sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos.

            El cinismo en todo su esplendor.

            Allá usted si les cree. Y esto va para todos.

 

Mil gracias, hasta mañana y con el deseo de que haya descansado en los días de asueto. También con el deseo de que un nuevo modo de ver el mundo haya renacido en su vida.

 

peraltajav@gmail.com

twitter @JavierEPeralta