* Grupo Universidad, el principio del fin
La huelga de académicos y trabajadores de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, estallada al mediodía de ayer domingo, tiene un objetivo evidente: cargar al gobernador, Omar Fayad Meneses, la responsabilidad de un conflicto que de origen debió resolver el rector o encargado de la institución educativa, Adolfo Pontigo Loyola, pero que debido al reducidísimo margen de maniobra que le otorga el presidente del Patronato Universitario, Gerardo Sosa Castelán, poco ha podido hacer, como no sea quedar exhibido en su calidad de marioneta.
Es lamentable en todo el sentido de la palabra, porque el dueño por más de 36 años de la máxima casa de estudios del Estado, decidió sacrificar en plena plaza pública a un universitario con trayectoria y cierta personalidad propia, que adelantaba una posible transición de terciopelo, en la que Sosa Castelán dejara de ser la única opinión valida y decisiva.
Sin embargo, con todo y que esa alternativa era la más conveniente para un personaje como el citado, incluso con la posibilidad de pasar a la historia de la UAEH como un constructor de la nueva Universidad hidalguense, al final del día lo venció la soberbia y los achaques mentales de la edad, que lo tienen convencido de ser un ente casi divino sin el que todo a su alrededor se cae al abismo.
En este sentido, Pontigo Loyola es el primer damnificado por esta actitud cada vez menos razonable de Sosa Castelán, quien ha dado el primer paso para pasar a los anales históricos universitarios, no como quien dio vida a una universidad de primer nivel, sino el que enfermó igual que cualquier dictadorzuelo y talló esa imagen patética para la posteridad.
No, no es asunto de buscar mejoras para académicos y trabajadores, sino llegar al absurdo de pedir más dinero, y al mismo tiempo descalificar todo intento de auditar los recursos millonarios que le brindan SUS empresas universitarias, que se mantienen en una opacidad preocupante.
Es también una pelea política, porque con dineros que nadie sabe de dónde obtiene, aunque no pocos intuyen, Sosa Castelán ha mantenido la franquicia de Movimiento Ciudadano, peso específico en las filas panistas, y por si lo anterior no fuera poco, intensas negociaciones con MORENA para bajar de la candidatura al Senado, a Julio Menchaca Salazar.
Obsesionado por la gubernatura de Hidalgo, bajo el entendido de que es el único capaz, inteligente, visionario, y todos los atributos que su coro de halagadores en turno le dedican mañana, tarde y noche, el otrora calculador político empieza a caer en sus propias trampas.
Porque próximo a cumplir 63 años el 26 de julio, Gerardo Sosa sabe que la próxima elección de Jefe del Ejecutivo Estatal, lo encontrará con casi 68 de edad, y de esperar otros seis serían 74, y después 80…
Sabe que es su última oportunidad.
Eso le preocupa y le hace cometer errores que simplemente no son acordes con un personaje calculador, con una intuición casi natural para la política. Lo hace caer en riesgos absurdos y equivocarse públicamente en acciones de primaria.
Es un hecho que el gobernador, Omar Fayad Meneses, no acepta como principio de diálogo la amenaza, los desplantes de soberbia, la absurda idea de que un solo hombre tiene en sus manos la inteligencia de más de 50 mil estudiantes, a los que puede mover a su antojo para donde así lo desee.
No acepta, y mucho menos estará tentado siquiera a doblar las manos ante un personaje cada vez más difícil de entender por sus métodos siniestros de actuar.
Sosa Castelán evidentemente ordenó a los sindicatos de académicos y de trabajadores estallar la huelga, y envió al rector Pontigo Loyola a pedir apoyo al gobierno estatal, cuando al mismo tiempo giraba instrucciones a sus empleados en los medios oficiales de la institución, para dirigir sendos calificativos incluso ofensivos en contra de Fayad Meneses.
Imposible atender solicitudes de quien primero ofende y calumnia, y luego extiende la mano.
El conflicto puede, sin duda, terminar en cualquier momento, pero por todo lo anotado, es evidente que por vez primera, la estrategia de la intimidación ya fracasó por adelantado para el Grupo Universidad, que podría vivir en estos días el principio del fin.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
CITA:
Porque próximo a cumplir 63 años el 26 de julio, Gerardo Sosa sabe que la próxima elección de Jefe del Ejecutivo Estatal, lo encontrará con casi 68 de edad, y de esperar otros seis serían 74, y después 80…
Sabe que es su última oportunidad.