RETRATOS HABLADOS

    •    De políticos profesionales


No causa sorpresa que el profesor José Guadarrama Márquez busque llegar al Senado de la República de nueva cuenta. Tampoco es como para que alguien se escandalice y se rasgue las vestiduras por semejante obsesión del poder, para de inmediato señalarlo como un ente malévolo de la política.
    No. Ejemplos como él sobran en todos los partidos, y se pudiera decir que no son ni malos ni buenos, simplemente forman parte de una fauna amplia, amplísima, que hoy mismo se preparan para saltar de una diputación local a una federal, y de esta última en doble salto mortal para intentar ser Senadores.
    En términos generales el poder pertenece a selectos grupos, lo mismo dentro de la mal llamada oposición y los que en turno surgen de quienes lo detentan.
    Sin embargo, y a riesgo de que muchos de sus actos digan lo contrario, deberán ser catalogados como “políticos bien intencionados”, aunque con una afición rotunda por el dinero fácil, pese a la cual conservan un sentido claro de que son falibles y de ningún modo pueden erigirse en salvadores de la patria.
    Conocen sus límites, y eso ofrece la posibilidad de que no radicalicen sus posiciones, porque en primera solo llegan a ese nivel los que no temen inspección alguna a su trayectoria; y segunda, hace tiempo que dejaron la amargura que en su momento generó no ser elegidos para el cargo soñado.
    También, y con todo y lo que pudiera tener de carga negativa, pueden ser considerados políticos profesionales, no fruto de una coyuntura determinada, o inventados de la noche a la mañana producto de la popularidad que tenían en otras tareas.
    Sin embargo otros de ninguna manera encuadran en el caso del profesor Guadarrama Márquez, porque evidentemente reúnen las aristas más negativas de advenedizos que encontraron en los cargos de elección popular el mejor negocio de sus vidas, y han comprobado que los discursos incendiaros, las ofensas sin sentido, incluso la difamación les reditúa económicamente.
    Es el caso del ex cantante Francisco Xavier Berganza Escorza, que quiere llegar al Senado de la República de nueva cuenta sin que haya aportado absolutamente nada cuando desempeñó esa responsabilidad, como no sea manejarse al estilo de los artistas de poca monta a través del escándalo para ganar un poco de fama.
    Se trata de un caso patético, porque con todo y que ha dedicado muchos años a la politiquería, nunca ha distinguido que hay un mar de diferencia entre lo que hace y la verdadera política.
    Por supuesto su discurso es agresivo, con tintes enfermizos en que se autopresenta como el único limpio, el que no hace negocios bajo el agua, el héroe de las clases desposeídas, etcétera, etcétera, etcétera.
    Vaya pues un caso que ejemplifica muy bien lo que pasa cuando de pronto surgen personajes inventados, salidos de la nada a donde deberán regresar en la efímera carrera que logren, por supuesto a costa de los votantes.
    Pero quiere llegar al Senado de la República de nueva cuenta. Por supuesto ya subió su biografía a Wikipedia donde se coloca como el paladín de la democracia y víctima de monumental fraude en los pasados comicios de gobernador, donde perdió por la friolera diferencia de ¡185 mil votos!
    Así las cosas, con todo y lo que muchos opinan de Guadarrama Márquez, es evidente que hay una gran diferencia entre el profesor de Jacala y el ex cantante de Apan.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta    

CITA:
    Es el caso del ex cantante Francisco Xavier Berganza Escorza, que quiere llegar al Senado de la República de nueva cuenta sin que haya aportado absolutamente nada cuando desempeñó esa responsabilidad, como no sea manejarse al estilo de los artistas de poca monta a través del escándalo para ganar un poco de fama.

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