* Autonomía, una historia que no termina
La campaña desatada por el Patronato Universitario, vía el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, en contra de la eventual instalación de un Órgano de Control Interno dispuesto por el Congreso estatal, ha insistido una y otra vez en la intención supuesta de violar la autonomía de la institución educativa. Para ello no han tenido empacho en disponer la colocación de pegotes en todos los campus, inundar la programación de sus estaciones de radio con mensajes que poco falta para que llamen a la insurgencia, y un uso lamentable de información sesgada para hacer aparecer esta disposición de los legisladores, como producto de mentes casi criminales.
El objetivo directo de estas acciones ha sido el gobernador, Omar Fayad Meneses, a quien señalan directamente como el único responsable de esta disposición del Poder Legislativo, y con el objetivo fundamental de evitar a toda costa que alguien extraño, que no sean sus propios auditores, revisen el destino que se hace del presupuesto oficial, pero también de los recursos que se obtienen a través de las 20 y tantas empresas del Patronato que dirige Gerardo Sosa Castelán.
Derivado de lo anterior no han tenido empacho en alertar sobre los efectos que un Órgano de Control Interno, -que no esté a sus órdenes y disposición-, y para ello mienten con singular alegría al afirmar que el gobierno pretende modificar los planes de estudio, cancelar becas, el servicio de transporte, los apoyos para alumnos, y todo lo que usted se le ocurra.
Jamás intentan por lo menos explicar cómo han podido pagar numerosas aventuras políticas con la adquisición de franquicias de diferentes partidos, a la vez que impulsar supuestas asociaciones civiles denominadas Redes Ciudadanas. El ansia por el poder y su búsqueda incansable, han derivado en movimientos mal calculados que por momentos han causado la justa indignación de los universitarios.
Esa es justamente la razón de que el verdadero poder dentro de la UAEH, que desde hace más de tres décadas ha sido Sosa Castelán, haya ordenado una campaña directa a través de todos los medios que posee, para intentar colocar al gobernador Fayad como el artífice de lo que llaman “flagrante intento de violar la autonomía universitaria”.
Por lo anterior es que en ese mismo tenor, el mandatario hidalguense decidió señalar con nombres y apellidos a quienes a toda costa buscan colgarle el calificativo de artífice de la ley emanada del Congreso local, e insistir que busca entrometerse en la vida de la institución universitaria.
Hay evidente preocupación del Grupo político que maneja la UAEH, porque en vísperas de elecciones donde se quiere colocar como candidato al Senado de la República su líder único, pudiera tener complicaciones para echar mano de la “caja chica” que representan dineros no auditados, porque no forman parte del presupuesto, pero que sí ingresan a nombre de nuestra máxima casa de estudios.
Porque al final del día, si quienes hoy elevan su indignación porque quieren violar su muy particular autonomía, las instancias legales les darán la razón. De lo contrario simplemente se confirmará la opacidad existente en el manejo de recursos económicos que hoy mismo nadie sabe cuántos son, cómo se manejan, y a qué se destinan.
Porque, valga la insistencia, sin duda cada una de las empresas universitarias son prósperas, al grado que no pasa año sin que se incrementen en número. El problema radica es que nadie sabe el dinero que produce y, fundamentalmente, a dónde va a parar.
Autonomía no significa que los negocios casi particulares de los propietarios de la UAEH permanezcan en la opacidad, y si alguien pide cuentas sea tachado como hoy mismo lo hacen los que sienten haber sido descubiertos con los dedos en la puerta.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
CITA:
Hay evidente preocupación del Grupo político que maneja la UAEH, porque en vísperas de elecciones donde se quiere colocar como candidato al Senado de la República su líder único, pudiera tener complicaciones para echar mano de la “caja chica” que representan dineros no auditados, porque no forman parte del presupuesto, pero que sí ingresan a nombre de nuestra máxima casa de estudios.
