* Asuntos de la edad
Gerardo Sosa Castelán, líder sempiterno del Grupo Universidad, habría cometido un dramático error de cálculo, al ordenar a dos de sus escribientes a sueldo realizar una patética defensa de lo que a su juicio es la autonomía universitaria, pero que no es otra cosa que mantener a toda costa la secrecía existente en torno a las tareas que desempeña el Patronato de la Máxima Casa de Estudios de la entidad.
Sin embargo el paso en falso, solo atribuible a las necedades de la edad, se observa en la cancelación definitiva de cualquier tipo de negociación, al mandar a uno de sus “analistas”, a ofender e injuriar al gobernador del Estado, Omar Fayad Meneses, sin dejar espacio alguno para un eventual reencuentro para limar asperezas.
Porque la crítica al ejercicio de gobierno, en este caso de uno de los Poderes que es el legislativo, sin duda siempre será importante en una sociedad democrática. Nadie es perfecto por supuesto, y necesita las voces discordantes a fin de corregir errores, si es que los hubiera.
Pero recurrir a la agresión de tipo personal, a la marrullería, al porrismo pues de sus peores épocas, hace pensar que incluso el propio Sosa Castelán no sabe lo que hizo durante sus buenas épocas a favor de la UAEH, y que hoy, cegado por la soberbia, está dispuesto a sacrificar el eventual legado que habría dejado para la posteridad.
No dejar ni el mínimo espacio para la negociación, es jugar una carta que solo debe guardarse para situaciones de absoluta emergencia y miedo, y tal parece que la decisión de la Cámara de Diputados de Hidalgo de instalar un Órgano de Control Interno, le habría generado un escenario tétrico porque no es el presupuesto oficial el que le preocuparía, sino los dineros que llegan por y a nombre de la institución educativa para la Fundación y el Patronato Universitario.
Considerado uno de los políticos con más horas-vuelo en la materia, el ex rector universitario presenta una actitud poco concebible incluso, para quien en definitiva no es un novato en esas tareas, y por el contrario ha hecho del cálculo uno de sus mejores atributos. Y evidentemente el cálculo no permite exabruptos ni llamados a sus escribanos a sueldo para ver quién logra injuriar de manera más hiriente.
Lamentable, porque la ambición del poder, que por supuesto es asunto de todo el que se dedica a la política, puede desembocar en eso precisamente: en no calcular las consecuencias de sus acciones.
Peor todavía mandar a un pobre personaje a publicar un texto en que habla de la libertad de pensamiento como principio de la autonomía universitaria, cuando eso es precisamente lo que no le fue respetado al ser evidente que su defensa le fue solicitada de manera “voluntaria pero a la fuerza”.
No creo, jamás lo he creído, que el ejercicio político en nuestro país deba dividirse entre buenos y malos, porque es evidente que ni la vida misma puede ser clasificada de ese modo, y los que hoy mismo aparecen vestidos de diablos, pasado el tiempo lucirán de ángeles, y viceversa.
Sin embargo un asunto fundamental es que caminar en sentido inverso a la madurez que exige una carrera en esos menesteres, y desembocar en la ofensa como elemento de argumentación, hablan de un punto de quiebre, en el que los riesgos que podían correrse en la juventud pueden resultar en una caída en picada, y echar por la borda lo positivo que se pudo haber fincado en toda una vida.
El asunto da para más.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
CITA:
No dejar ni el mínimo espacio para la negociación, es jugar una carta que solo debe guardarse para situaciones de absoluta emergencia y miedo, y tal parece que la decisión de la Cámara de Diputados de Hidalgo de instalar un Órgano de Control Interno, le habría generado un escenario tétrico porque no es el presupuesto oficial el que le preocuparía, sino los dineros que llegan por y a nombre de la institución educativa para la Fundación y el Patronato Universitario.