• Los crímenes de Tizayuca
Los hechos registrados en el municipio de Tizayuca son preocupantes en todo el sentido de la palabra, pero por ninguna circunstancia podemos permitirnos el lujo de que los conviertan en arma de tipo político, numerosos grupos de poder que han visto desaparecer las canonjías a las que estaban acostumbrados.
El asesinato de once personas de por si es un llamado de alerta para las autoridades de seguridad del estado, con todo y que pudiera tratarse de un “ajuste de cuentas” entre delincuentes, que por la forma de cometer los asesinatos hacen presumir se trata de una acción de la delincuencia organizada.
Sin embargo es evidente que la inseguridad que hoy mismo padece la capital de Hidalgo, que incluye asaltos, robos a casas habitación, intentos de extorsión y secuestro, son un síntoma que debe ser atendido si no se quiere tomar manos en el asunto cuando la enfermedad ya se encuentra en una fase terminal.
De acuerdo al parte de las autoridades, las personas asesinadas habían llegado a vivir a Tizayuca procedentes del Estado de México, y una de ellas habría pasado una temporada en un penal de esa misma entidad por el delito de secuestro.
Si bien la explicación podría derivar en una especie de pensamiento de auto consuelo al decir, “los crímenes son entre ellos y por alguna razón. Quien se mete en esas cosas sabe a lo que se expone”, el hecho sustancial es que en definitiva el tiempo en que Hidalgo había logrado mantenerse ajeno a la ola criminal que azota el país, ha llegado a su fin.
Porque bajo la óptica de lo acontecido en la privada Villa Milagros de la comunidad de Tepojaco en Tizayuca, lo mismo podría suceder en Pachuca, donde es evidente que un buen número de su habitantes no son hidalguenses de nacimiento, y sí en cambio de estados circunvecinos, de donde decidieron salir para radicar en La Bella Airosa por su fama de tranquilidad.
Está claro que los vecinos de las personas victimadas corrieron con suerte al no registrarse un enfrentamiento a balazos, y también está claro que la seguridad de la privada fue vulnerada con absoluta facilidad por los criminales.
Y tampoco es asunto de pensar que la delincuencia tiene como requisito que sus integrantes sean de otros Estados de la República. De ningún modo, porque ese simple pensamiento llevaría al absurdo de impulsar la estrategia Trumpiana de colocar muros o aduanas para ingresar a territorio hidalguense, amén del cumplimiento de exagerados requisitos para quien intente adquirir una vivienda en Pachuca u otra ciudad.
No. La maldad no tiene denominación de origen.
Vivimos un momento crítico en la materia porque finalmente ya se desataron todos los demonios que durante mucho tiempo permanecieron dormidos. Porque descubrimos que solo era cosa de tiempo para que lo anotado sucediera.
Y a la par de lo anterior es de vital importancia cerrarle la puerta a los grupos dolidos, condolidos, que buscan a toda costa revancha del actual gobierno, porque a su juicio fueron desplazados injustamente de los cotos de poder que usufructuaron durante décadas y décadas, y que les permitió hacerse millonarios a costa un trabajo ineficiente, y a todas luces cercano a la corrupción.
Vivimos momentos difíciles, pero no nos cansaremos de insistir que aún es tiempo para frenar la carrera desbocada de la violencia.
Hay interesados en impulsar una estrategia que imponga en la mente del ciudadano el supuesto inminente fracaso en seguridad, porque esto les conviene para llevar agua a su molino, desde el cual buscan con singular desvergüenza retomar los hilos de sus negocios erigidos a través del mal uso del poder que tuvieron en sus manos.
Por el bien de todos esperemos que haya tiempo y curia para enfrentar el reto mayúsculo que hoy mismo vivimos, y en ocasiones padecemos en carne propia, ante la delincuencia que amenaza con llegar para quedarse.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
CITA:
Y a la par de lo anterior es de vital importancia cerrarle la puerta a los grupos dolidos, condolidos, que buscan a toda costa revancha del actual gobierno, porque a su juicio fueron desplazados injustamente de los cotos de poder que usufructuaron durante décadas y décadas, y que les permitió hacerse millonarios a costa un trabajo ineficiente, y a todas luces cercano a la corrupción.