RETRATOS HABLADOS

    •    La esperanza de la tinta y el papel

    •    MINUTARIO


A juicio de muchos, el tiempo del papel y la tinta está por extinguirse, y esto en el periodismo es el equivalente a que los periódicos y las revistas viven sus últimos años, de tal modo que estamos ante la era esplendorosa de los medios electrónicos o sobre plataformas de internet.
    No lo creo. Desde hace mucho tiempo que se propaló esta amenaza sobre los que dedicamos nuestra vida a la confección de un diario impreso, pero la realidad es que todavía existe una confianza, si se quiere por tradición, hacia el milagro que todas las noches hace posible una rotativa Goss Urbanite luego que el CTP arroja las láminas con las planas del día.
    Igual que el trabajo de reporteros sobrevive, pese a una legión de personas que juegan a esa labor con un celular en la mano.
    Llegará, sin duda, el fin de los medios impresos, pero no tanto por el surgimiento y toma por asalto del mundo informativo por cientos, miles de portales, que en muchos casos son la reproducción sin crédito por lo menos, de lo que hacen periódicos establecidos.
    Será una muerte digna, producto de la imposibilidad de contar con papel para realizar el tiro cotidiano del matutino, pero no porque los celulares, las tabletas o las computadoras de escritorio le hayan ganado la partida.
    El proceso de transformación que hoy mismo viven las redacciones de todos los periódicos del mundo, poco a poco caminan a la conformación de contadores de historias, lo mismo por escrito que en la fotografía, que difícilmente tienen cabida en las versiones electrónicas donde hay un furor por ganar la primicia del asalto, de los crímenes.
    Apostamos con absoluto idealismo, a que cada día sea más evidente el rescate de la afición por la lectura, y por lectura me refiero a textos que rebasen los mil caracteres, que detengan por horas al hombre y la mujer necesitados de visitar con tiempo y ganas el mundo de las historias casi literarias, pero con la salvedad que son reales.
    Es posible, no lo dudo, que todo lo anotado sea producto de una nostalgia por adelantado a todo lo que vivimos en lo personal, al profundo cariño que nos produjo la tinta y su olor, tan enigmático en los vivieron esas épocas.
    Sin embargo también uno es consciente de que simplemente son otros tiempos los que nos toca vivir en el cierre de nuestras propias existencias, y que lo visual jala, hace perder el tiempo por horas cuando abrimos el face book y miramos con asombro primero, después con absoluta indiferencia, los videos en que un ratero es tundido a golpes, en que dos ciudadanos se enlazan en feroz pelea por un incidente de tránsito, en que la misma muerte posa para solaz de los mirones, que somos todos al final de cuentas.
    Algo me impide creer que ese será el final del periodismo: convertir y convertirnos en simples observados de lo que pasa, o en obsesivos grabadores de la miseria humana con la cámara del celular.
    Es el tiempo que avanza, que nos come a grandes bocados, que apura el accidente transmitido en vivo por otro que ya está a la vuelta de la esquina sin tiempo al dolor solidario, a la simple tristeza.
    Alguien, lo leí en un periodista español, será el encargado de cerrar por última vez la edición del diario impreso, de poner candado en la rotativa que se hará fierro viejo. Pero, y es un deseo, tendrá que pasar mucho tiempo para que eso suceda.
    Así lo espero.
MINUTARIO.- ALMA CAROLINA VIGGIANO AUSTRIA, convocó a una comida con motivo de su onomástico en conocido salón de fiestas de la ciudad capital. Y fueron cientos los que se dieron cita en una celebración que, por razones lógicas, cobró un carácter político con las elecciones de diputados federales y senadores a la vista el año entrante.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
Sin embargo también uno es consciente de que simplemente son otros tiempos los que nos toca vivir en el cierre de nuestras propias existencias, y que lo visual jala, hace perder el tiempo por horas cuando abrimos el face book y miramos con asombro primero, después con absoluta indiferencia, los videos en que un ratero es tundido a golpes, en que dos ciudadanos se enlazan en feroz pelea por un incidente de tránsito, en que la misma muerte posa para solaz de los mirones, que somos todos al final de cuentas.
    
    

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