RETRATOS HABLADOS

El otoño de las ideologías

Todos los caminos de la política llevan a diferente rumbos y cuando algunos van de regreso, luego de probar la aventura del cambio, nosotros apenas vamos de ida con el asombro reflejado en los ojos, y la certeza de que por fin descubrimos el remedio para todos nuestros males, que por supuesto no lo será.
    Traemos el reloj atrasado por muchos años, y tal vez esa sea la única bendición del subdesarrollo intelectual, porque nos otorga la posibilidad de contradecir el refrán aquel del, “nadie aprende en cabeza ajena”.
    Podemos observar desde un lugar único el futuro, desde nuestro pasado no elegido pero sí ventajoso para quienes caminan siempre atrás del mundo.
    Y en ese sentido hemos logrado decepcionarnos antes de correr el riesgo, salvo el espacio de vacío y absurdo de las presidencias panistas, una espuria como se le calificó desde el principio, otra que se convirtió en un larguísimo auto-homenaje del hombre de las botas.
    Finalmente regresamos a lo de antes, con el tiempo necesario para ser testigos de las catástrofes que gobiernos populistas, populistas en el peor sentido de la palabra, han generado en el pueblo que les ha tocado gobernar.
    De este modo empezamos a celebrar que seamos habitantes de un mundo inmerso en el pasado, y que podamos ver que la izquierda no resultó ser lo que se pretendía en Francia, y que un dictadorzuelo, aún peor que los de Sudamérica, hoy sea el Rey de América (así le dicen los gringos a su país, que solo es una parte del Continente que se llama América).
    Será también el fracaso del odio, de la economía proteccionista, del odio a todo lo que sea diferente.
    Es decir que en ese camino imaginario unos van, otros regresan, y nosotros a ciencia cierta ya no sabemos hacia dónde irán, o de plano si tienen algún destino.
    No son los partidos políticos que están en crisis, porque solo pueden caer en esa condición cuando han desempeñado un papel protagónico. No ha sido así, no es así. Son las ideologías que no dan para más, que no alcanzan a ofrecer una explicación al ciudadano común y corriente, de las razones para no cambiar o sí cambiar.
    Porque la condición de miseria en que viven millones de mexicanos no cambiará, tampoco en otros países con todo y que se digan de primer mundo. Los pobres, igual que los muy ricos, sobrevivirán a cualquier cataclismo por los siglos de los siglos.
    No así los sectores de en medio, que hoy por hoy son lo más desesperanzados, los que no entienden las luchas a muerte por el poder.
    A la vuelta la elección de gobernador en el estado de México, todos los que desde hoy sueñan con la Presidencia de la Republica, saben que está en juego precisamente el poder único y absoluto, y que perder el polo industrial más importante del país es perderlo todo.
    Sin embargo a ninguno lo mueve un sentido claro de destino que puede otorgar una ideología, una idea de la vida misma. Es simplemente arrebatarse unos a otros el poder.
    Caminamos a destiempo, atrás de todo, y será necesario analizar con meticulosidad los resultados de las aventuras a la derecha, a la izquierda, al centro, de otras naciones. Los veremos caminar de regreso con la cabeza gacha y la esperanza perdida.
    Me temo que cada día que pasa las posibilidades son menos, y la angustia más.
    Me temo que en algún momento dejaremos de caminar, y nos quedaremos como mudos testigos del fracaso del hombre por gobernarse.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
twitter: @JavierEPeralta

CITA:
No son los partidos políticos que están en crisis, porque solo pueden caer en esa condición cuando han desempeñado un papel protagónico. No ha sido así, no es así. Son las ideologías que no dan para más, que no alcanzan a ofrecer una explicación al ciudadano común y corriente, de las razones para no cambiar o sí cambiar.

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