RETRATOS HABLADOS

  • Vecinos incómodos

  • MINUTARIO

Luego de mucho tiempo de esfuerzo, una familia mexicana logró comprar la casa de sus sueños en un fraccionamiento de medio lujo, con jardines y seguridad a toda prueba. El padre empeñó su alma y su vida prácticamente hasta que llegara el día final, pero se dijo que todo estaba justificado si con ello podría dar a sus hijos lo que nunca había tenido.

    Todo perfecto hasta que se topó con un vecino bravucón, encajoso y siempre amenazador, además que le achacaba cualquier desperfecto en su propiedad, e incluso amenazó con hacerle pagar por algo en lo que no había tenido nada que ver.

    A partir de ese momento lo que había soñado como casi el paraíso, se tornó en un infierno, porque el sujeto de marras había sido policía y ahora se decía influyente. Algunos le llegaron a comentar que siempre andaba armado, de tal modo que debía tomar sus precauciones a la hora de contestarle.

    El vecino era un verdadero patán e ignorante que en el mismo tono de amenaza trataba a su propia familia, a la que humillaba a la menor provocación. Vaya pues que nadie lo quería, pero todos le temían.

    Fue entonces que empezó a pensar en cambiar de domicilio, pero ni su esposa ni sus hijos estuvieron de acuerdo. Él dijo que lo hacía para protegerlos de orangután con pistola, pero bien que lo sabía que era el miedo el que lo guiaba, el que lo espantaba de manera permanente.

    No pasaba semana sin que sonara el timbre con el susodicho, quien a gritos le quería cobrar que en su baño se le hubiera caído un mosaico o que la tubería se le tapara. Era un infierno en todo el sentido de la palabra.

    Incluso las pocas visitas que tenía dejaron de frecuentarlo, porque aquel personaje gordo y blanco también los fastidió un día que tuvieron la osadía de estacionarse no frente a su casa, sino a un lado.

    El jefe de familia estaba decidido a mudarse de casa. A huir porque muy en el fondo le tenía pavor.

    Un día su esposa le dijo que las cosas no podían seguir así, que ese energúmeno había pasado todos los límites, y que le ponía un hasta aquí o lo abandonaba.

    Argumentó que si aguantaba era para proteger a la familia, pero se daba cuenta perfecta que era el terror que le inspiraba el sujeto mencionado.

    Por la noche, luego del trabajo, encontró en la sala las maletas de su familia y los closets vacíos. Nadie le dirigió la palabra, pero supo lo que tenía que hacer.

    Aun con el dolor de estómago que le provocaba lo que iba a hacer, se dirigió a la casa del abusador. Tocó el timbre, esperó a que las pisadas llegaran a la puerta y miró de frente al vecino que le había desgraciado la existencia.

    Se dio cuenta que era viejo, y que una absoluta amargura le cruzaba la cara. También descubrió que tenía muy poco que perder. Apretó los puños y antes que el otro le dijera algo se escuchó a sí mismo una voz dura, directa, imponente.

    -Es la primera y única vez que me dirijo en términos prudentes, le dijo. No volveré a pedirte como si fuera un favor que dejes de fastidiarme la vida. No te tengo miedo. Eres un pobre imbécil que cree poder joder toda una vida de esfuerzo porque fuiste un policía corrupto, y hoy seguramente un miserable ladrón. Te lo digo en serio y no me importa lo que pudieras hacer, porque debes saber que en defensa de mi familia estoy dispuesto a lo que sea. Así que entiéndelo: una sola vez que insistas en fastidiarnos te arrepentirás, porque tenemos dignidad, porque si no sabes convivir con tus vecinos te lo vamos a enseñar.

    Cuando dijo esas últimas palabras, se dio cuenta que el rumor de pasos que escuchó durante todo ese tiempo eran los vecinos que habían decidido acompañarlo, que estaban también hartos del abusador, y que como él habían decidido levantar la voz.

    El sujeto no dijo absolutamente nada. Entró a su casa y apagó la luz.

    Al otro día, temprano, un camión de mudanzas salió con rumbo desconocido y nunca nadie más volvió a saber del vecino abusivo.

    Es por supuesto un sueño, pero todos de un modo u otro esperamos que pase lo mismo con nuestro país y los Estados Unidos de Norteamérica.

MINUTARIO.- Los diputados del Congreso estatal que recibieron a los manifestantes del Mezquital cometieron un error: no se puede razonar con quienes tienen como único objetivo ofender, mentar madres y pendejear a quien se les pone enfrente. La ley de la selva, o de los usos y costumbres, ya dio origen a dictadorzuelos. A ver quién les pone un freno.

 

Mil gracias, hasta mañana.

 

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

twitter: @JavierEPeralta

 

CITA:

    Cuando dijo esas últimas palabras, se dio cuenta que el rumor de pasos que escuchó durante todo ese tiempo eran los vecinos que habían decidido acompañarlo, que estaban también hartos del abusador, y que como él habían decidido levantar la voz.

    El sujeto no dijo absolutamente nada. Entró a su casa y apagó la luz.

    Al otro día, temprano, un camión de mudanzas salió con rumbo desconocido y nunca nadie más volvió a saber del vecino abusivo.

 

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