RETRATOS HABLADOS

* La concesión es de quien la trabaja

La cancelación de la segunda troncal del sistema de transporte masivo conocido como “Tuzobús”, resulta una medida que la ciudadanía esperaba, amén de una reestructuración a fondo de la que actualmente funciona, y por supuesto la implementación de mecanismos que permitan disminuir en lo posible su costo.
    Realizado como uno de los proyectos más importantes de la pasada administración gubernamental, el Tuzobús deberá ser mejorado sin duda alguna, pero sería un riesgo grave en todo el sentido de la palabra, llegar a la medida extrema de desaparecerlo, y con ello regresar a la era de las colectivas, manejadas por verdaderos conductores suicidas, como dice la canción del Sabina.
    Pachuca es una ciudad que ha crecido de manera exponencial durante las últimas tres décadas, luego del temblor del 85 en la capital del país. Es otra, con nuevas ventajas, pero también nuevos problemas, uno de ellos está claro que es el del transporte.
    Era más que evidente que las unidades conocidas como “peseras” durante algún tiempo, había llegado a un nivel preocupante de saturación, a lo que se le agrega el abuso cometido por los concesionarios, principales responsables de los constantes accidentes, producto de la explotación de sus choferes, quienes debían y deben cumplir con cuotas establecidas “costara lo que costara”.
    Una justa evaluación de lo que ha representado el Tuzobús para el usuario, necesariamente deberá llevar a la aplicación de una estrategia de reconfiguración integral, donde se observe como primer beneficiario al pasajero, y no a los empresarios que conforman la empresa privada que lo administra.
    Sin duda se cometieron errores en su diseño, pero no al grado de llegar a la conclusión de que la única solución es que desaparezca.
    Por lo mientras la cancelación de la segunda etapa, que contemplaba el bulevar Colosio, parece lógica, porque no se puede asumir un nuevo reto, cuando el primero aún permanece sin una solución concreta.
    Pero sin duda hace falta este tipo de proyectos, porque la capital hidalguense no puede estar a merced de un grupo monopólico de personas que poseen la mayor parte de concesiones de peseras, taxis y micros.
    Es por ese rumbo donde podría buscarse la solución real, además de que se podría beneficiar a trabajadores del volante que han pasado prácticamente toda su vida a la espera de que la “revolución les haga justicia”, y las autoridades los hagan propietarios de la concesión que han ganado a pulso.
    Una vez que ese aspecto llegue a buen puerto, que consiste fundamentalmente en que “la concesión sea de quien la trabaje”, será posible arribar a una nueva conceptualización de lo que puede ser un sistema más moderno, y acorde a lo que otras ciudades ya poseen en la materia.
    Porque tal vez el error más grave del Tuzobús no sea precisamente que en su diseño no se contemplaron las complicaciones de tráfico, sino la entrega que se hizo al mismo grupo de concesionarios que tienen nombre y apellido, y son dueños prácticamente todo el transporte que hay en Pachuca.
    Será en muy poco tiempo cuando la nueva Secretaría de Movilidad y Transporte, dé a conocer el diagnóstico integral del Tuzobús, y por muchas razones es previsible que planteen la justa necesidad de reconfigurarlo de manera integral, pero no plantear su desaparición.
    Nos guste o no, Pachuca está inmersa en un proceso de modernización, en el que no se puede dar marcha atrás.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajaurez.mx
twitter: @JavierEPeralta

CITA:
Una justa evaluación de lo que ha representado el Tuzobús para el usuario, necesariamente deberá llevar a la aplicación de una estrategia de reconfiguración integral, donde se observe como primer beneficiario al pasajero, y no a los empresarios que conforman la empresa privada que lo administra.

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