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RETRATOS HABLADOS

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●    Adiós, tiempo terminado

Las añejas estructuras de poder en la entidad, que agotaron hasta el último momento su bono de credibilidad, están por vivir sus últimos momentos, luego de una elección que logró poner en evidencia la pérdida absoluta del control que tal vez en un momento llegaron a tener algunos grupos, o al menos lograron hacer creer a quien les quiso comprar la idea.
    Poseedores de amplísimos recursos económicos para lograr sus objetivos, tuvieron a bien incrustar en cuanto cargo estuvo a su mano, lo mismo a parientes de primer nivel y otros no tanto, además de alcanzar importantes espacios políticos en las Cámaras de Diputados local y federal.
    Sin embargo toda esta cauda de supuesta fama como operadores y de “imanes” a la hora de atraer votos, quedó pulverizada con la dolorosa derrota del Revolucionario Institucional en regiones como las de Pachuca, Ixmiquilpan y Huejutla. No hay que ser brujos para saber el nombre de los encargados de la operación que derivó en un sonoro fracaso, con todo y el alarde previo que hicieron de tener asegurada la victoria.
    A lo anterior habría que agregar una voracidad rampante de sus personeros, y la certeza trágico-cómica de sus integrantes, de ser una especie de profetas o iluminados, sabios en todo el sentido de la palabra y cultísimas personas. El resultado es que ni lo uno, ni lo otro.
    Desde esa perspectiva, el anuncio realizado por el gobernador electo, Omar Fayad Meneses, en el sentido de que no habrá de sucumbir a las presiones que ya dejan sentir los mencionados, para lograr una vez más espacios para ellos o sus allegados, además de una intensa actividad para menoscabar las posibilidades de quienes se intuye serán los cuadros que habrán de sustituirlos.
    Por muchas razones es evidente que seremos testigos de una renovación generacional amplia en el sexenio que está por iniciar. Renovación urgente para un partido como el PRI, si al final de la administración Fayad pretenden mantenerse en el poder, cuando no pocos apuestan a que la transición política se dará en seis años justo.
    Tampoco puede haber simulaciones, porque lo único que provocarían, sería una reacción contraria en al ciudadano, que como pocas veces sabe que el modelo actual está agotado y tendrá que entrar al proceso de cambio real.
    Tal cual está el sistema político hidalguense no puede ni debe seguir. Rindió los frutos que tenía que rendir, pero al final de su vida empezó a cometer los yerros propios de un organismo que se mantiene sin una renovación justa y necesaria.
    Hace bien por todo lo anotado el gobernador Fayad en plantear que la elección de su equipo de trabajo no obedecerá a presiones de grupos, o pagos por favores recibidos en campaña. Sabe, y bien, que los que le prometieron miles de votos en Pachuca, Ixmiquilpan y Huejutla, lejos de trabajar a su favor, hicieron todo lo humanamente posible para estorbarle.
    Los vicios que genera el tiempo en esos personajes y sus seguidores, obnubilan la mente y el juicio, de lo que se deriva la creencia absoluta que sin ellos todo tiende a caerse, cuando los únicos que habrán de tocar suelo luego de muchas décadas, son precisamente ellos.
    Bien que nuevas generaciones tengan la oportunidad de presentar una nueva visión de las cosas, de lo que el estado necesita, y las formas y fórmulas para atender esas necesidades.
    Bien que estructurales anquilosadas e ineficientes vean su final.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
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